Opinion

HOY ARRANCAN en realidad las campañas presidenciales hacia 2012. Ya le anticipamos aquí que el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto tiene previsto modificar su discurso paulatinamente hasta alcanzar la mayor sonoridad a partir del 15 de septiembre, cuando deja el cargo. En el frente de Acción Nacional, en los próximos días se concretarán las primeras declinaciones dentro de los precandidatos que laboran en el gabinete. Desde ahora le anticipamos que Javier Lozano, secretario del Trabajo, será invitado a ser coordinador de la campaña de Ernesto Cordero, preaspirante oficial a la candidatura blanquiazul. La semana pasada, don Javier dio las primeras señales de que acompañaría el proyecto Unidos con Ernesto.

EN EL PAN, por cierto, se anticiparon a las derrotas de ayer en cuatro estados y desde sus más altos niveles, lo que incluye al presidente Felipe Calderón y al dirigente nacional, Gustavo Madero, se ha desarrollado durante semanas una especie de “Operación Unidad”, que pretende impulsar cohesión interna ante el fracaso en las urnas. La idea es que esto se refleje en los pasos que el panismo deberá dar en las próximas semanas. Pero el plan de cohesión no será fácil; desde la tarde del domingo, distinguidos militantes del partido han estado cuestionando la estrategia electoral de Los Pinos en el Estado de México, la imposición de Luis Felipe Bravo Mena. Otros lanzarán propuestas para tratar de posicionar al panismo rumbo al 2012. Uno de ellos, el senador Santiago Creel, sale hoy a los medios para dar a conocer su opinión sobre los resultados adversos.

EN EL PRD el proceso se prevé a la inversa. Corrientes como la que encabeza el ex dirigente nacional Jesús Ortega, hará público su reclamo en contra de Andrés Manuel López Obrador, quien maniobró para inducir la estrategia en el Estado de México, lo que incluyó frustrar la posibilidad de una coalición con el PAN. Los llamados chuchos aseguran que el tabasqueño calculó que un triunfo en territorio mexiquense beneficiaría a Marcelo Ebrard, cuyo equipo de asesores registraba desde la tarde del domingo la enorme distancia de la votación del candidato priísta Eruviel Ávila y el perredista Alejandro Encinas. Desde hace varias semanas, el equipo del jefe de gobierno del Distrito Federal consideraba que una ventaja cercana a los 20 puntos era manejable en términos de percepción. Ahora, críticos a López Obrador aseguran que el PRI le debe erigir a éste “una estatua en el Paseo Tollocan de Toluca”.

EL CONGRESO ha tomado nota de que no podrá ser sino hasta mediados de agosto cuando pudiera realizarse un periodo extraordinario, algunas semanas antes del 1 de septiembre, cuando arranca un nuevo periodo ordinario. Dos dictámenes centrales, sobre reforma laboral y sobre lavado de dinero, no estarán listos sino la primera y segunda semanas de agosto, pero en San Lázaro la presidenta de la Junta de Coordinación Política, Josefina Vázquez Mota, busca convencer a sus colegas de que tiene sentido un extraordinario que no se contamine con la discusión del presupuesto federal, que arrancará con septiembre mismo. Uno de los temas relevantes, la designación de tres consejeros del Instituto Federal Electoral, sigue empantanado.

ERNESTO CORDERO, secretario de Hacienda, viajó a Sinaloa, donde el mundillo político aseguraba que el funcionario tenía motivos políticos para dar la espalda a la crisis agrícola por las heladas de febrero, a lo que correspondió una notable frialdad de Cordero hacia las gestiones del gobernador Mario López Valdez, Malova. Las cosas se arreglaron tras un encuentro privado entre ambos y, antes de dejar la entidad, Cordero anunció apoyos federales por cerca de 4 mil millones de pesos.