aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Atando cabos | Denise Maerker

Involución democrática

Realizó sus estudios profesionales en Ciencias Económicas y Sociales en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, la Maestría en Cienci ...

Más de Denise Maerker



Lunes 04 de julio de 2011

Vivimos en el país una involución democrática, y no lo digo por los resultados de ayer, que a la hora que escribo son sólo encuestas de salida que confirman tendencias conocidas, no, me refiero a todo el proceso que hemos visto en las últimas semanas y que concluyó con las votaciones de ayer.

*El día de la elección. A las 11 de la mañana de un día de elecciones, de lo único que debería hablarse es del número de casillas instaladas, de si la lluvia está siendo un obstáculo para que los ciudadanos salgan a votar y mostrar el momento, siempre idéntico y sin trascendencia, de cuando los diferentes candidatos y autoridades acuden a votar. Así debería ser, pero así no fue. Increíble, pero se sigue justificando que los medios cubran la elección desde muy temprano. Ayer la nota fue la detención en Hidalgo de 16 panistas en la mañana. El procurador de Hidalgo, Alejandro Straffon, nos explicó —luego cambiaría su versión— que se recibió de madrugada una llamada anónima denunciando movimientos inusitados de automóviles con placas de otros estados y de personas que entraban y salían de varios hoteles. Fue suficiente para que fueran a investigar. Entraron a los hoteles, pero no a las habitaciones, eso dijo, y en la calle detuvieron a panistas que venían a hacer proselitismo. Insistió varias veces en señalar lo sospechoso que le parecía que personas de otros estados estuvieran ahí en un día de elecciones. El PAN denunciaba la detención injustificada de militantes que habían traído de otros estados para apoyarlos en la parte jurídica.

*Campañas sin pasión y a la antigüita. Las campañas fueron muy aburridas y nunca lograron interesar a los grupos no organizados de la sociedad. La política se quedó confinada en los grupos cercanos a los partidos y en sus clientelas respectivas. Los candidatos, según sus capacidades económicas y de movilización, hicieron día tras día mítines en pueblos y municipios, con más o menos acarreados, pase de lista, sándwich y regalito de salida. Los estados, igual que hace décadas, terminaron inundados con pendones y fotos de los candidatos hasta en el más recóndito lugar.

Se prometió y se hizo uso de los programas sociales en todos los estados. Los candidatos compitieron a tarjetazos, cada uno ofreciendo tarjetas de asistencia, en Coahuila: “La más mejor” y “La cumplidora”. Las campañas terminaron por ser una competencia entre la capacidad de los gobernadores priístas, que ganaron, de movilizar a sus clientelas y el gobierno federal tratando de hacer lo mismo con Oportunidades.

*Las reglas no se cumplen. La debilidad de los institutos electorales por su dependencia respecto a los gobiernos locales es evidente e impide que se respeten las reglas. Ejemplo: nada hizo el IEEM cuando quedó constancia en video de que un funcionario del gobierno de Peña Nieto, Bernardo García Cervantes, pidió a funcionarios en Chalco hacer campaña por el PRI usando los programas sociales del gobierno. Los topes de gasto de campaña se han vuelto letra muerta. Nadie, ninguna autoridad, parece tener la capacidad de poner un alto al derroche de dinero en las campañas, incluso cuando resulta evidente que se han rebasado.

*Compra de votos. Como siempre, abundaron las pruebas de regalo de materiales de construcción, entrega de tinacos, despensas. Los partidos tienen dinero y los que gobiernan usan además los recursos públicos.

¿Qué nos pasó? Nuestra democracia no tiene la calidad que podíamos esperar, la que imaginamos en 1997 o en el 2000. Parece que regresamos a una etapa que creíamos superada. ¿Es el cinismo de una clase política mediocre? ¿Son las reglas? ¿Es el dinero? Habrá que tener una respuesta lo más pronto posible, porque construir este sistema nos tomó décadas y no nos podemos sentar a ver cómo se desbarata. Es cierto que contar votos y contarlos bien no ha resuelto los problemas del país como quizá algunos esperaban, pero es el mejor sistema conocido para mantener una auténtica circulación en la cúspide del poder.



Comenta la Nota
PUBLICIDAD.