Opinion

Una hoja tamaño carta, blanca, escrita en computadora ocupando todo el espacio de la cuartilla; impresión de letras en negro, sin firma ni membrete. Sería un anónimo desdeñable salvo porque fue llevado a Los Pinos por un alto emisario del gobierno chiapaneco.

El título del documento: “Pablo Salazar Mendiguchía es un peligro para la gobernabilidad de Chiapas”. En mayúsculas. Arranca enlistando acusaciones:

Que el ex mandatario chiapaneco —primero priísta, luego gobernador de alianza entre PAN y PRD— financió recientemente con 22 millones de pesos el movimiento de Andrés Manuel López Obrador, a cambio de una senaduría por el Partido del Trabajo. Que la operación la realizó con el dirigente petista, Alberto Anaya.

Que impulsa la candidatura del priísta José Antonio Aguilar Bodegas al gobierno de Chiapas.

Que patrocina movimientos subversivos afines al EZLN con recursos que obtiene del extranjero y trabajando para un despacho local traficando influencias.

Dice que Salazar es responsable de lavado de dinero, peculado, malversación de fondos y tratos con personajes tachados de delincuentes. El documento —del gobierno del paradójicamente perredista y calderonista Juan Sabines— no aporta prueba alguna de todo lo que le endilga al antecesor, ni remite a ningún expediente ministerial o sentencia judicial (normalmente este tipo de hojas-resumen, que sirven de minuta de juntas o de síntesis de peticiones —que por la gravedad de su contenido suelen no firmarse— no se caracterizan por portar este tipo de datos). En pocas palabras, argumenta que Pablo Salazar Mendiguchía es un peligro para Chiapas.

Y en la conclusión pide al gobierno federal una de dos: apoyo para arrestarlo por cualquiera de las acusaciones en su contra que enumera con soltura (incluso, señala, se puede echar mano del presunto desvío de 11 mil millones de pesos destinados a la reconstrucción tras el huracán Stan) o que el general secretario de la Defensa Nacional lo invite a salir del país por los próximos 18 meses. Y tal es la última línea.

El arresto o el exilio. El documento llegó a Los Pinos hace unos días. Antier en el aeropuerto de Cancún fue detenido por policías ministeriales de Chiapas el ex gobernador Pablo Salazar Mendiguchía.

Es una simple hojita sin rúbrica ni membrete. Pero lo importante es quién la escribió, quién la llevó a Los Pinos, quién la leyó y qué hizo.

SACIAMORBOS

En Toluca no van a aceptar el debate al que retó el favorito de Los Pinos. Hay dos razones: qué sentido tiene para el que lleva 45% en las encuestas subirse al ring con el que tiene 3%; y segunda, no hay ningún índice, medición, indicador o gráfica que pueda sustentar que las últimas décadas de PRI dieron mejores resultados económicos que los 10 años que lleva el PAN. Si no se remontan al “desarrollo estabilizador” de 1952, no hay cómo. No es que los segundos sean una panacea, es que los primeros se aventaron, en 20 años, cuatro crisis económicas endógenas.