Opinion

SEÑALES surgidas desde la Cancillería mexicana, que encabeza Patricia Espinosa, pero también del Departamento de Estado, con Hillary Clinton, obligan a poner bajo reserva la posibilidad real de que Anthony Wayne vaya a ser en verdad, primero designado por la Casa Blanca como nuevo embajador en México, y después ratificado por el Senado estadounidense. Es muy extraño que haya trascendido la solicitud de beneplácito por parte de México, pero en todo caso, ello no excluye otras alternativas, entre las que finalmente deberá decidir Barack Obama. El panorama está tan brumoso que usted puede dar por hecho que el ministro consejero de la embajada, el veterano John Feely, será el verdadero representante de los intereses estadounidenses por muchos meses.

JEFFREY DAVIDOW, sin duda el embajador estadounidense más influyente en el pasado reciente mexicano —cuya alternancia en la presidencia atestiguó desde primera fila—, está a punto de retirarse de la vida pública, por lo que este mismo año renunciará como cabeza del Instituto de las Américas, con sede en San Diego. La entrevista aparecida el domingo en estas páginas subraya un involuntario contraste entre su tarea y lo que vino después. Al parecer lo extrañaremos cada vez más.

TOMÓ VENTAJA ayer el secretario de Salud, José Ángel Córdova, en la recta final para la postulación de su partido, el PAN, a la gubernatura de Guanajuato, luego de que un grupo de seguidores se pronunció formalmente en su favor. Durante meses el gobernador Juan Manuel Oliva ha buscado impulsar a su secretario de Desarrollo Social, Miguel Márquez, pero pese a todo el apoyo recibido, la imagen de éste se halla estancada, por lo que crece el consenso en torno al eficaz médico gastroenterólogo que nunca ha descuidado ya no digamos su arraigo estatal sino ni siquiera a sus pacientes en la región.

ESTA SEMANA se reincorpora plenamente a sus tareas el dirigente senatorial priísta Manlio Fabio Beltrones, quien tomó nota de primera mano de la tensión que domina las relaciones del país con Francia, lo que se suma al malestar de Washington, una mezcla que debería inquietar al político más audaz. Por lo que se nos dice, Beltrones intentará lanzar desde su espacio, que no es menor, una especie de “estrategia de desarme” para que especialmente el conflicto con los arrogantes galos no vaya a tener una expresión mayor en 2012, un año que viviremos bajo estrés.

EN EL EDOMEX, la campaña del aspirante priísta a la gubernatura, Eruviel Ávila, echa mano del gastado recurso de reclutar a grupos opositores que —“maiceo” previo, hay que suponer— desertan y se suman a las filas del partido oficial. Tal práctica mostrará esta tarde una vertiente de plano carroñera, pues se treparán a la causa de Ávila los ex perredistas René Arce y Víctor Hugo Círigo, a quienes durante los años de Andrés Manuel López Obrador se les permitió explotar en todos los sentidos la zona de Iztapalapa. Será la confirmación de que Ávila y el PRI se apoyarán en ellos para buscar hacerse el próximo año de diputaciones y gobiernos delegacionales en el Distrito Federal. La estrategia tiene insoportable hedor a Arturo Montiel.