Opinion

Si México es de los más corruptos en el mundo no es novedad, pero apabulla la noticia de que en los últimos dos años se situó en 3.1 puntos, en la escala de cero a 10. Ese nivel es de los países Malaui, Lesoto y Ruanda, para cuya localización es obligado recurrir a la última edición de algún mapa mundi.

Advierte Transparencia Internacional que el grado de corrupción en el actual régimen es peor al de Cuba, El Salvador y Guatemala, lo cual entristece por ellos y nosotros.

Según dicho organismo, en el desvío de fondos públicos pasó México del lugar 60 de 131 países en el año 2008, al número 100, ya con 113 naciones registradas en el 2010. O sea, lo peor sucedió recientemente.

El sector policíaco es de los más destacados en el gigantesco océano de la corrupción. En el Foro Económico Mundial se hizo saber que la policía mexicana figura en el lugar 124 de entre 133 países, es decir, nos batimos en el lodazal, sin posibilidad de salir pronto.

Tan grave lacra no es privativa de algún partido político. Militantes de las diferentes organizaciones han incurrido, e incurren, en escandalosos fraudes y desvíos de fondos públicos.

Mencionamos algunas perlas recientes: al ex gobernador priísta de Oaxaca Ulises Ruiz le han descubierto faltantes por 1 mil 735 millones de pesos en siete auditorías que le han realizado y, a decir de la titular de Contraloría y Transparencia de ese estado, Perla Woolrich, “apenas estamos en el hilo de la madeja”.

De los oscuros manejos de Ulises Ruiz nadie se sorprende, si fueron denunciados en los eternos años de angustias oaxaqueñas. Terminó su sexenio gracias a la evidente protección de Beatriz Paredes, en su calidad de presidenta del PRI.

En tan corta existencia, el PRD escribe historias oscuras. Sus militantes gritan todavía a René Bejarano “¡ligas!, ¡ligas!”, en recuerdo a los fajos de dólares que recibió del argentino Carlos Ahumada. Por esos días le fue descubierto un desfalco de 300 millones de pesos a Rosario Robles, cuando dirigía al sol azteca.

Otra mujer que lideró al PRD y paseó imagen de honesta, Amalia García, es investigada de malos manejos en el gobierno de Zacatecas por 2 mil 200 millones de pesos. De acuerdo con informes del contralor del estado, Guillermo Huízar, la ex gobernadora y su hija Claudia Corichi no comprobaron el destino de 300 millones de pesos de un préstamo hecho a Banamex.

Tampoco hay huellas de 60 mil paquetes escolares con valor de 3 millones 654 mil pesos. No fue concluida la Plaza Bicentenario y de 16 obras hay evidencias de “avance financiero y físico de cero”. ¿Serán procesadas madre e hija por esos y otros desmanes?

Según Transparencia Internacional, México está reprobado en manejos de honestidad, y figura en el lugar 124, de 133 países, a causa de la corrupción policiaca, registrada en los últimos dos años del régimen calderonista.

Del actual régimen son mencionados algunos casos, como el de la licitación 21 de telecomunicaciones, los nexos con la delincuencia organizada y los cuantiosos gastos en celebraciones del Bicentenario.

De esto último sobresale una joya de escándalo, la llamada Estela de Luz, la cual iba a ser inaugurada el 16 de septiembre del año pasado a un costo de 393 millones de pesos. Esta cifra la elevó el titular de la SEP, Alonso Lujambio, a 690 millones. En estos días se dice que el presupuesto pasa ya de 900 millones de pesos, sin ser resuelto aún el problema de la cimentación.

Sin embargo, Estela de Luz es pecata minuta en la oscuridad de corrupción que en poco tiempo saldrá a la luz pública.