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Atando cabos | Denise Maerker

Edomex: ventaja del PRI

Realizó sus estudios profesionales en Ciencias Económicas y Sociales en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, la Maestría en Cienci ...

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Lunes 28 de marzo de 2011

Si como dicen, las elecciones a gobernador en el Estado de México son el laboratorio de lo que puede ocurrir en las elecciones del año entrante para la Presidencia, grande debe ser en estos momentos la preocupación de los dirigentes y aspirantes a candidatos del PAN y del PRD. Y es que después de este fin de semana no hay duda, el PRI y Peña Nieto se han mostrado más hábiles y en mejores condiciones para competir y ganar. Usando, es cierto, las formas más viejas del PRI pero logrando sus objetivos: tener un candidato competitivo y preservando la unidad de su partido.

Frente a esto, una consulta desangelada, sin candidatos, en la que las burocracias del PAN y del PRD se movilizaron frenéticamente para darse la razón. Ganó sin sorpresas y de calle el sí a la alianza, un resultado que quizá conforte a quienes la promueven pero que no resuelve ni mejora su capacidad real para competir. Ya se sabe que López Obrador, en este caso, no va a aceptar la alianza y que Encinas va a buscar que PRD, PT y Convergencia vayan con él. El PAN no tiene siquiera un precandidato para jugar dentro de la alianza, mucho menos por la gubernatura.

El PRI y Peña han ganado en toda la línea: de entrada lograron que durante tres meses nadie hablara mucho de ellos. Todos imaginábamos, incluido el gobernador y su equipo, que estos meses iban a ser de un duro y constante golpeteo contra su gobierno: revelaciones, cuestionamientos, críticas de todo tipo. La verdad es que por lo pronto no se ha llevado ni un rasguño. Y la responsabilidad es de sus oponentes que han dedicado todo este tiempo a tratar de establecer una estrategia común y a resolver problemas internos.

El PRI, y sobre todo Peña Nieto, lograron resistir la tentación dinástica. Lo que parecía hasta el sábado que sería la gran equivocación de Peña Nieto, designar como candidato a un miembro de su familia y de la élite mexiquense, lo evitó al escoger a un político de orígenes humildes más acorde con ese viejo PRI que tanto le gusta a Peña y que siempre fue promotor del ascenso social dentro de sus filas. Eruviel Ávila lo entendió a la perfección y el mismo sábado declaró: “El PRI es un partido que da oportunidades”.

El miedo a la división quedó también conjurado. La cargada funcionó a la perfección y todos los contendientes disciplinados hicieron gala de solidaridad y apoyo con el elegido gritando frente al micrófono: “Todos para uno y uno para todos”. Un poco infantil, sin duda, pero igual eficaz.

Falta la campaña y la elección pero la ventaja hasta el momento es indiscutible: el PRI ha sabido manejar los tiempos, designar candidato, evitar rupturas y se perfila a un triunfo, que de ocurrir, mucho pesará en el ánimo de todos los contendientes.

El PRI y Peña tienen sus méritos, y no se les pueden regatear pero hay que destacar la ayuda que reciben diariamente de sus adversarios. Por eso hay que temer que si esto es un adelanto de lo que nos espera en el 2012, poco tiempo durará la ilusión de que habrá una verdadera pelea por la Presidencia y para nosotros la posibilidad de optar entre diferentes opciones.



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