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Serpientes y Escaleras | Salvador García Soto

¡Adiós, Pascualito, adiós!

Autor de la columna “Serpientes y Escaleras”, Salvador García Soto es uno de los periodistas críticos con amplia presencia en los medios ...

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Martes 22 de marzo de 2011

El experto en Estados fallidos falló. Carlos Pascual Lus se va de México año y medio después de su llegada muy a pesar de que en la Casa Blanca le habían dado su apoyo para que permaneciera al frente de la embajada estadunidense; pero fue él mismo, según la versión del Departamento de Estado, quien pidió su cambio, en un claro reconocimiento de que ya no servía ni a los intereses de su país, ni a la relación con México, tras la descalificación de que fue objeto por parte del presidente Calderón y sus cables diplomáticos revelados por WilkiLeaks.

Finalmente, la “ley del hielo” que le aplicaron en la administración calderonista a Pascual surtió efecto y éste prefirió la retirada honrosa que la permanencia en la ignominia. De paso, su salida sirvió como una válvula de escape para quitarle presión a la relación bilateral que atraviesa por un mal momento y que, en la salida del embajador, encuentra un pretexto para retomar el diálogo.

No fue casualidad que el anuncio de la renuncia del embajador se haya hecho desde Washington por la misma secretaria de Estado, Hillary Clinton, que con este “caramelo” para el presidente Calderón buscó también calmar la irritación que despertaron en algunos sectores mexicanos —la molestia en el Ejército fue manifiesta en las cúpulas castrenses— operativos injerencistas como el desastroso Rápido y Furioso y los cuestionados sobrevuelos de aviones no tripulados de Estados Unidos sobre territorio mexicano.

De cualquier modo, aunque en principio le habían negado al presidente Felipe Calderón la “cabeza” del embajador cuando fue a pedirla a Washington, la realidad es que Pascual ya no le servía a la Casa Blanca en su afán de ahondar los acuerdos de cooperación con México para avanzar en su interés de volver la frontera y casi todo el territorio mexicano en una franja más de su seguridad y controlar la “amenaza” que ya muchos sectores de Washington ven en los cárteles mexicanos de la droga.

Así que, con un sentido de la dignidad por demás elogiable, el propio Carlos Pascual jugó al autosacrificio y dejó que desde Washington designen a un nuevo hombre para representar sus intereses en México.

Ayer, el Departamento de Estado salió a negar que Pascual sea una víctima más de los escándalos de WikiLeaks y la filtración de cables confindenciales de Estados Unidos; tal vez por eso en su lugar decidieron nombrar a John Feeley, el hasta ahora encargado de la Oficina de Negocios y también autor de varios de los cables diplomáticos que desataron la ira de Los Pinos. Lo que sí es un hecho, es que Carlos Pascual Lus, el experto en “Estados fallidos”, se va sin haber logrado mucho ni alcanzar las expectativas que despertó a su llegada; eso sí, logró mucho en su relación personal y se va emparentado con la clase política del PRI.

NOTAS INDISCRETAS… “Dejar hacer dejar pasar”, parece ser la máxima del presidente Felipe Calderón en la guerra sin cuartel que libran los empresarios más ricos y poderosos de México. ¿Será que en la casa presidencial no intervienen porque están viendo cómo sacar beneficio de ese pleito para la sucesión presidencial y los proyectos de mantener al PAN en Los Pinos?... En los círculos políticos se afirma que Enrique Peña Nieto ya tomó su decisión y que ésta favorece a Alfredo del Mazo Maza; al menos eso dicen lo que suelen leer señales y signos que, afirman, salen desde Toluca. ¿Será que se impuso la alcurnia política y la amistad sobre la efectividad electoral?... Los dados mandan Serpiente. Mal y corta la semana.



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