Opinion

Sin el PRD para pactar alianzas y reñido con el embajador de Estados Unidos en México, el presidente Calderón está atrapado entre la pobreza de prospectos de su partido, las presiones internacionales y el coraje de millones de angustiados jefes de familia por la carestía de alimentos básicos y combustibles.

Antes de viajar a Washington, donde hoy no tendrá un día de campo al encontrarse con el presidente Barack Obama, Calderón fue enterado del emplazamiento a Jesús Ortega —aún líder del PRD— para evitar pláticas con el PAN y “asumir el camino de la legalidad”, según principios del sol azteca.

Además decidió el grupo G-8, del cual forman parte “tribus” y dirigentes afines a Andrés Manuel López Obrador, remover a Manuel Camacho Solís del DIA (Diálogo por la Reconstrucción de México) por promover alianzas con el PAN y contribuir al debilitamiento de partidos de izquierda.

El presunto relevo de Camacho afectaría al jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, porque llevan años del brazo y han pugnado por la alianza PAN-PRD en el Edomex. Es obvio que López Obrador pintó su raya a Camacho y se distancia de Ebrard.

Es de tragedia para el PAN porque no gana elecciones por sí mismo ni ha podido piratear a algún priísta mexiquense. Y su delegado en la vecina entidad, Javier Corral, no convenció a la diputada Josefina Vázquez Mota para candidata blanquiazul al gobierno mexiquense. Les queda Luis Felipe Bravo Mena, pero con él no llegaría a 10% de la votación general. Menos ascenderá la preferencia del PAN si la inseguridad abarca a 50% de los municipios de México y continúan los horrendos asesinatos colectivos, de cadáveres colgados y niños muertos a tiros.

En política exterior, México pasó a segundos y terceros lugares en América Latina. Tampoco es bueno el trato con Estados Unidos tras el asesinato del agente de ese país Jaime Zapata, y Felipe Calderón cortó de tajo con el embajador Carlos Pascual debido a los reportes tenebrosos de éste, enviados a Washington y dados a conocer por Wikileaks.

Por lo demás, la amenaza de elevar los “gasolinazos” y hacerlos más frecuentes incide en la carestía de básicos, lo cual enerva al pueblo. Nadie cree falacias como la de los 6 mil pesos del titular de Hacienda, Ernesto Cordero.

SIN LLEGAR A UN ARREGLO con el Grupo Carso, debido a las elevadas tarifas de interconexión, optaron por unirse en su contra Nextel, Axel, Iusacell y la Cámara Nacional de la Industria de las Telecomunicaciones (Canitec).

Como es sabido, el Grupo Carso canceló su publicidad a TV Azteca, por considerar que le aplica tarifas elevadas. A su vez, la televisora del Ajusco denunció cobros excesivos en las interconexiones de Iusacell.

Se entiende que el gobierno federal debiera fijar tarifas equitativas de las interconexiones, lo cual daría lugar a un equilibrio en el cobro de la publicidad. Pero si lo primero no sucede, continuará el choque entre los gigantes de la comunicación. Carso enfrenta otro problema con Televisa porque ésta se opone a la concesión de un canal de televisión para el grupo de Carlos Slim y también fue suspendida la publicidad a la empresa de Azcárraga.

López Obrador propuso una fórmula salomónica: que a Telmex le den un canal de TV, y tanto a TV Azteca como a Televisa se les permita incursionar en la telefonía general. El tabasqueño ha de suponer que México es el país de las maravillas.