Opinion

Debido al empeño de acallar cuanto se dice de los funcionarios en medios electrónicos, la población recurre a Twitter y Facebook para reclamar e insultar. Ya lo padece el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, a quien le echaron en cara sus excesos.

Ambas redes sociales transforman la comunicación mundial y exhiben a los mentirosos. Ni los comentaristas escapamos a la furia pública y algunos colegas han recibido palizas memorables.

Cordero de Dios, como también lo llaman en dichas redes, afirmó que una familia con ingresos de seis mil pesos puede obtener créditos para vivienda y automóvil, así como pagar una colegiatura en escuelas particulares.

El titular de Hacienda, considerado el delfín del presidente Felipe Calderón, debiera saber que los sueldos están por los suelos, la carestía de los productos básicos ahoga a las familias y el desempleo sigue en aumento.

Eso de que los mexicanos sienten en sus bolsillos mejoras económicas, ha de ser en los de Cordero, quien además de ganar 290 mil pesos al mes goza de caras prestaciones y ni imaginar los ingresos obtenidos en lo oscurito.

Es la mentalidad de quienes usufructúan el poder. El rechoncho gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, afirmó que en este año “no hubo cuesta de enero”. No la hubo para él porque sólo puede caminar en terreno plano. Es quien ha modificado los cálculos de la inflación, de modo que este índice resulte a su gusto y del gobierno. Igual sucede con el dichoso crecimiento económico de 5.5% del año pasado.

Cordero ofreció disculpas y deben ser aceptadas cuando se incurre en un error involuntario, pero él se volvió a enredar al afirmar: “No dije que con seis mil pesos alcance para tener una vivienda, un coche y pagar una escuela privada”. Pues lo dijo. Lo vimos en los noticieros y es falso que sus declaraciones hayan sido sacadas de contexto.

Ahora resulta que Cordero habló de las familias “luchadoras”, de ingresos modestos y que hacen milagros para salir adelante. Si él honra a su apellido de Cordero, el pueblo no es un atajo de borregos, como se le pretende ver y es tiempo de que los calderonistas se limpien los labios, plagados de mentiras.

Imagínense. El secretario de Hacienda fue el primero de los 10 “presidenciables” mencionado por el líder del PAN, Gustavo Madero, quien anteayer salió con la humorada de que los mexicanos “queremos a las alianzas” y cada uno de los prospectos de su partido realiza “su luchita”. Si así empieza como aspirante, ni pensar cuánto dirá si llega a la Presidencia del país.

Aparte de que en Twitter se calificó al hacendario de Harry Potter, sin tener la varita mágica para hacer milagros, este funcionario recibió insultos peores, como el de encontrarse en estado de ebriedad cuando habló de los seis mil pesos.

Alguien le hizo saber que dejó chiquita a Bartola, la de la canción que con dos pesos debe hacer todos los pagos, incluso el teléfono y la luz.

LO LAMENTABLE ES que Felipe Calderón se solidarice con los dichos del delfín, al declarar que el año pasado se pensó en un crecimiento de 2.5% y 3.0%, lo cual ya le latía, porque ese incremento quedó en 5.5%.

Según el primer mandatario, a “todas” las empresas les está yendo bien y “muchísimas están invirtiendo aquí, con todo lo que pasa, se hace y se dice”. Pero los números de varios estados de la República indican lo contrario.

El Semanario de Sistema de Información Empresarial de México (SIEM), ofreció estas cifras: en el 2010 bajaron la cortina ¡70 mil 499! empresas. Según esto, el año pasado sobrevivieron 649 mil 155 negocios contra los 719 mil 654 del 2009. ¿Qué dice a esto el calderonismo?