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El origen de la “Huguina”

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Mi remate preferido era de espaldas a la portería y con las piernas al aire, y así logré muchos goles que ahora, jugadores de jerarquía realizan y lucen con él

Jueves 17 de febrero de 2011

Curioso, pero la semana pasada se dio el caso de que, en algunos rincones del mundo se anotaron goles bonitos y espectaculares, muy parecidos a aquellos con los que me identifiqué desde que era niño, con un remate de espalda a la portería y con las piernas en el aire. Se han hecho famosos por su espectacularidad, dificultad y plasticidad.

Wayne Rooney, jugador inglés, anotó un gol muy bonito la semana pasada, admirado no sólo por los aficionados ingleses y europeos, sino por todo el mundo del futbol.

Ya no es muy común ver un gol de “chilena”. Parece más una falta de atrevimiento de los jugadores a la hora de hacer un remate, porque muchos tienen la técnica o la habilidad para hacerlos y deleitar a la afición, sin importar si es un remate defensivo o en medio campo. Pero, claro, se aplaude más si es un tiro a la portería, y si el balón entra, es una anotación que no se olvidará tan fácilmente.

En México también tuvimos el espectacular gol del chaval puma Javier Cortés, en Ciudad Universitaria ante las Chivas, que no solamente se vio en nuestro país, sino en el continente americano y en todo el mundo.

En ese estadio pude meter varios goles gracias a esa clase de remates, y todavía recuerdo cómo inició todo.

En honor a mi padre

Tenía aproximadamente 4 ó 5 años de edad cuando vi jugar por primera vez a mi padre, que tenía “treinta y muchos”.

En una de esas cascaritas entre los padres de los jugadores de las fuerzas básicas de Pumas —donde jugaban mis hermanos—, me di cuenta que a mi papá le gustaba hacer la “chilena”.

Mi padre fue un delantero muy bueno. Sus compadres y amigos me decían que si él hubiera seguido con su carrera profesional habría sido muy buen jugador, pero al casarse joven con mi madre y tener una familia con seis hijos —él era mecánico automotriz— tuvo que dejar el futbol para dedicarse a su familia.

Era alto, con fortaleza y la pinta de futbolista “caro”, pero en ese entonces, no se pagaba bien en el futbol mexicano. Por ello decidí honrar a mi padre, practiqué desde esa edad el remate, y más adelante, él me motivó diciéndole a sus compadres y amigos que yo iba a ser el mejor jugador de la historia de México. Mi intención fue hacerle ese homenaje con el remate que tanto le gustaba y que más tarde se convirtió en uno de mis símbolos.

Yo solo, tanto en casa como en la escuela, el parque o en cualquier sitio donde pudiese jugar —incluido el asfalto de mis rumbos en la Jardín Balbuena— practiqué las chilenas. Tuve que hacer cientos, quizá miles de remates para perfeccionar la técnica, cosa que conseguí cuando comencé a entrenar en el pasto de Ciudad Deportiva o en la cancha del rancho de mi tío Joaquín, donde se reunía la familia los fines de semana.

Ahí tomaba mi pelota, la lanzaba al aire y ¡pum! chilena; iba por ella (la pelota) y de nuevo. Una y otra vez. Desarrollé la agilidad, la plasticidad, los tiempos y el saber caer (cuando comenzaba me golpeé muchas veces).

En una ocasión salté tan alto y con tal impulso, que en lugar de caer con los brazos caí con la cabeza; sin que nadie me viera, me levanté atarantado, sin saber en dónde me encontraba. Aprendí la lección y con la práctica después de cada entrenamiento, ya en las fuerzas básicas de Pumas, mejoré día con día hasta convertir la chilena en mi remate favorito.

Fueron tantos los goles de esa factura que anoté en España, que la prensa local decidió hacerme un reconocimiento llamándole “Huguina” en lugar de chilena.

La clave es atreverse

Vuelvo a los goles de Rooney y de Javier Cortés. Quiero felicitarles por el atrevimiento.

En el caso de Cortés, agradezco que me haya tomado como referencia. Tuve un breve contacto con él, pero lo hice con mucho cariño, y me da enorme gusto que eso lo motivara.

Espero que tenga muchísima suerte y le agradezco que haya mencionado que fui su inspiración para rematar de esa manera.

Incito a los jugadores que tienen las cualidades para hacer este tipo de remates a que sean atrevidos. El único camino que conozco es constancia y perseverancia.

Por eso reconozco a Rooney y a Cortés. Y no sólo a ellos, sino a todos los jugadores que, con estas virtudes, se atreven a buscar maneras diferentes de rematar a la portería.

Si las cosas que valen la pena se hicieran fácilmente, cualquiera las haría.

¡Que te lo digo yo!

 



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