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Historias de reportero | Carlos Loret de Mola

Moreira es el nuevo plan B

Carlos Loret de Mola nació en Mérida, Yucatán, México, en 1976. Tiene una licenciatura en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo ...

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No sabemos qué puede pasar con Peña Nieto

Miércoles 19 de enero de 2011

No sabemos qué puede pasar con Peña Nieto. Esa era la respuesta con la que se topaba todo aquel que preguntaba a Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes o Fidel Herrera qué sentido tenía aspirar a la candidatura presidencial del PRI frente a los números que desde hace años ostenta en las encuestas el gobernador del Estado de México. El desplome de Peña Nieto por cualquier motivo —un escándalo devastador, una derrota electoral este 2011, una enfermedad, lo que fuera— obligaba al partido tricolor a tener una banca robusta, un plan B.

Por meses, ese plan B era con B de Beltrones. Desde su posición de presidente del Senado manejó la política nacional. Se convirtió, los primeros tres años del actual sexenio, en una especie de vicepresidente por cuyo escritorio pasaba todo. Administró la negociación política con el régimen de Calderón y aprovechó la posición del PRI como partido del desempate, como partido bisagra que definía hacia dónde se inclinaban las cosas ante el encono PAN-PRD. Beltrones mandó.

Las elecciones de 2009 que hicieron de la bancada priísta en la Cámara de Diputados una extensión del Estado de México bajo el control de Peña Nieto, el triunfo de la dirigencia de Beatriz Paredes en esas intermedias y las alianzas PAN-PRD que quebraron la bisagra disminuyeron el poder y la influencia de Manlio Fabio Beltrones. Las encuestas empezaron a marcar como segundo lugar entre los tricolores, detrás de Peña, a Paredes. Se convirtió en el nuevo Plan B. Con B de Beatriz.

Cuando todo parecía navegar por esas aguas, irrumpió en la escena política nacional Humberto Moreira. Rompió el acuerdo entre los presidenciables de su partido para designar como dirigente nacional a Jesús Murillo Karam y sedujo al principal elector, Enrique Peña, quien inclinó la balanza a su favor.

Moreira negocia, funge, declara como presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. A muchos se les olvida que no lo será hasta el 4 de marzo. Ha borrado del mapa público a Beatriz Paredes, aun cuando insiste en recordar que a ella le toca enfrentar la elección en Guerrero, de pronóstico complejo e imprevisible. Con sus características tan singulares, sus topes con los panistas, sus dichos, bailables y cánticos, es previsible que Moreira subirá en las encuestas de un chispazo.

El dilema es que para obtener el respaldo de Beltrones, Paredes y Fidel Herrera, y convertirse en dirigente nacional, Moreira ofreció establecer en los estatutos del PRI que el jefe del partido no podía volverse candidato a la Presidencia. Si Peña Nieto se desploma y el segundo lugar es Moreira, vamos a ver si los priístas no resuelven este dilema como suelen hacerlo: por aclamación.

SACIAMORBOS

Ejecuciones en las calles de su estado, mujeres asesinadas impunemente en su territorio, etcétera. Mejoran los argumentos. Hasta que entendieron que ningún candidato en el mundo ha perdido una elección acusado de salir en la tele.



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