Opinion

En la serie de televisión Dr. House, el actor Peter Jacobson interpreta al doctor Taub, personaje que constantemente es agredido por el protagonista por su enorme nariz y baja estatura.

En uno de los capítulos se reveló que este personaje intentó suicidarse por una fuerte depresión provocada por las burlas hacia su nariz, pero su familia lo ayudó a sobreponerse.

La vida real es muy distinta porque Jacobson sí reconoce tener una nariz grande, pero eso no tiene ningún complejo; además, nunca se ha detenido en pensar la manera de “corregirla”.

Su nariz ha sido el centro de atención de algunas de sus intervenciones en el cine; por ejemplo, en la película Mejor, imposible. En una escena, dentro de un restaurante, el protagonista, Jack Nicholson, lo critica por este rasgo y le dice que se vaya de una mesa que él suele ocupar dentro del establecimiento.

Los fisonomistas aseguran que nuestros rasgos definen nuestra personalidad y le dan ciertos valores a la nariz.

Dicen que una grande le pertenece a personas propensas a la ira, de carácter fuerte, pero que se tranquilizan con facilidad. Si además tiene joroba, como la del actor, indica ímpetu y que no existe temor ante los retos.

La nariz, formada por huesos, músculos, cartílagos y forrada de piel, está ubicada en el centro de la cara, por lo que es susceptible a mejorarse.

Los expertos en caramorfología explican que la nariz ideal debe ser recta y un poco larga, pero sin exagerar; sin embargo, la realidad es que muy pocas personas la tienen así de forma natural, pues la mayoría son redondas, chatas, chuecas, con joroba, muy grandes, puntiagudas, pequeñas o anchas.

Por ello, junto con la liposucción y el aumento de busto, la corrección de la nariz es una de las operaciones estéticas más solicitadas en el mundo.

La intervención de la nariz se llama rinoplastía y su objetivo es solucionar problemas de desproporción (nariz grande), desviación (nariz torcida) o asimetría (nariz chueca). Durante la operación, se puede remodelar el dorso, la punta o el tabique. El objetivo es conseguir armonía en todo el rostro.

Para quienes no quieren someterse a una intervención quirúrgica, también existe una opción sin cirugía: el procedimiento consiste en inyectar en el dorso una sustancia llamada polimetilmetacrilato, con el cual se logra levantar la punta y reducir la giba o joroba.