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Panorama Norteamericano | Eduardo Valle

El déficit, el “tea party” y la Fed

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    Sábado 16 de octubre de 2010

    El déficit del gobierno federal de los Estados Unidos de América (EU) en el año 2009 sumó la cantidad récord de 1.4 billones de dólares. Para el cierre del año fiscal del 2010 (septiembre) descendió un poco, a casi 1.3 billones y el estimado para 2011 va entre 1.2 billones y, de nuevo, 1.4 billones. Pero la situación puede empeorar si continúan los beneficios fiscales para los individuos de mayores ingresos, los cuales vienen desde la era Bush. Se trata de unos 700 mil millones de dólares en impuestos. Se suman a los ingresos federales o se quedan en los bolsillos de una minoría. Y si además tomamos en cuenta el déficit en las cuentas nacionales —exportaciones, importaciones, donde México sale favorecido— y los de otros niveles de gobierno (y esos afectan hasta la renovación de la infraestructura básica, como en Nueva Jersey), nos damos cuenta de los problemas económicos del gobierno de Obama. Y de los EU en su conjunto.

    Por eso urgía “salir” de Irak y por ello se abren discusiones políticas con el Talibán en Afganistán. En diciembre se va a realizar una evaluación general del curso del conflicto y se verá si funcionó el ingreso de 30 mil tropas de EU al conflicto. Y se cambiará lo que tenga que cambiar, Obama dixit.

    Los costos de esas dos guerras han socavado a la economía, cuando —por si algo faltara— la burbuja inmobiliaria se quebró y ahora hasta los derechos de propiedad son vulnerados por “errores” serios de las financieras. Le han quitado su casa hasta a quien no debía un centavo. Y a ciegas; en automático. Algunos van a pagar caro esos “errores” y, por lo pronto, se han suspendido muchos de los procedimientos de expulsión de los deudores. Por lo pronto queda claro: el nivel de los EU en el mundo de nuestros días es “primero entre pares”. Nada más y nada menos. Es el mundo multipolar, el cual nos fue heredado luego de la Guerra Fría.

    Pero eso no le gusta a muchos hombres blancos enojados quienes —desde el Tea Party— aborrecen el costo y los gastos del Gran Hermano y así se han apoderado de aparatos enteros del Partido Republicano, y hay unas 35 posiciones para el Congreso, según cuentas de Associated Press, que pueden ganar. Desde Hawai hasta Alaska, el enojado hombre blanco exclama a gritos su molestia y puede modificar en noviembre la composición del Congreso.

    Al menos puede ganar la mayoría republicana en la Cámara de Representantes. Y eso podría complicar en mucho las labores del gobierno de Obama y su reelección.

    En esta situación y frente a la posibilidad de que se incrementen las tasas de interés, afectando el costo de la inmensa deuda nacional, la Reserva Federal (la Fed) se prepara para intervenir. Hay que inyectar liquidez a la economía y promover la creación de empleos —el gran asunto de estos días. De esta manera ahora a lo hecho, pecho, y veremos luego de las elecciones. Pero lo que no se puede permitir es mantener la tasa de desempleo en los actuales niveles (casi uno de cada 10 trabajadores). Eso es lo inadmisible y más pensando en el 2012: en la batalla por la Casa Blanca. Y, conste, quien piense que Obama es Carter se equivoca en forma radical.

    El mulato va a usar todos los resortes del poder presidencial para buscar superar la actual situación.

    Y eso implica por supuesto, promover desde la presidencia la reforma migratoria integral. Para colocar en esto a los republicanos entre la espada y la pared. Así que hasta ahí tenemos buenas noticias, pase lo que suceda en noviembre. Aun con un Senado de mayoría republicana, opción improbable pero no imposible. Y todavía falta por ver si algún suceso o cadena de acontecimientos logra reconstruir la coalición de minorías y blancos liberales que llevó a la presidencia a Barack Obama. No hay que descartar esta posibilidad: el Tea Party ya se volvió demasiado visible. Por mientras, en la administración federal han ocurrido muchos cambios en el primer equipo, los cuales indican que la Casa Blanca y la vicepresidencia se preparan para enfrentar eventualidades como la toma del Capitolio por los republicanos y su inserción en muchas gubernaturas de los estados.

    Si esto ocurriese deberemos prepararnos para ver una feroz guerra de posiciones y en donde los grandes lineamientos serán “regresen el país al hombre blanco” por un lado, y por el otro, “la coalición de minorías y liberales es la mayoría”.

    Y, como telón de fondo, la necesidad de reactivar la capacidad de competencia de la economía de todo el subcontinente.



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