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Historias de reportero | Carlos Loret de Mola

“El Diario” de Juárez

Carlos Loret de Mola nació en Mérida, Yucatán, México, en 1976. Tiene una licenciatura en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo ...

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Miércoles 22 de septiembre de 2010

El Diario de Juárez pifió. Ayer publicó en primera plana que César Nava, dirigente nacional del PAN, pedía un pacto entre el gobierno y los criminales. El periódico reconoció que fue engañado por un falso Nava que les hizo declaraciones. El verdadero Nava agrega la hipótesis de que el propio medio falsificó la información. Cualquiera de las dos posibilidades, hay algo inequívoco: El Diario pifió y debe ser más cuidadoso.

A partir de ese error, funcionarios federales han buscado desacreditar por completo al periódico, que tras ver asesinado a uno de sus reporteros el lunes publicó un editorial en el que vapulea la fallida estrategia de la administración Calderón contra el narcotráfico, reclama que las autoridades de procuración de justicia no han esclarecido los crímenes contra periodistas y diagnostica que en Ciudad Juárez la verdadera autoridad son los delincuentes que se pelean por la plaza.

La postura de El Diario incluye un párrafo que desató el debate, dirigido a los criminales: “queremos que nos expliquen qué es lo que quieren de nosotros, qué es lo que pretenden que publiquemos o dejemos de publicar, para saber a qué atenernos”. Agrega que “no es una rendición. Como tampoco significa que claudicamos al trabajo que hemos venido desarrollando. Se trata de una tregua”.

El vocero de la federación para asuntos delincuenciales, Alejandro Poiré, criticó al periódico, pues consideró que claudica frente al crimen y plantea negociar con los capos. Siguiendo la tradición oficial de desviar la atención, expresó que el crimen del fotorreportero, independientemente de la narcomanta que hacía referencia a su asesinato, fue por asuntos personales (¿como los jóvenes pandilleros de Juárez?, ¿los sicarios del Tec?, ¿la narcofamilia de Nuevo Laredo?, ¿el retén inexistente de Nuevo León?). Lejos de una investigación seria, una declaración descalificatoria que busca sacudirse toda culpa. Luego sucedió el episodio del falso Nava.

Calderón tiene dos mil Guardias Presidenciales que lo cuidan. Además, Ejército, Marina, PGR y Policía Federal protegen a sus colaboradores, entre ellos, al vocero Poiré. Con dinero del presupuesto, llevan coches blindados —así debe ser— que los aíslan de la realidad violenta del país. Pero su burbuja es muy distinta al día a día del colega Luis Carlos Santiago Orozco y de los cientos de reporteros que desde la modestia de la redacción y la incontrolable pasión por la nota, en Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León, Michoacán, Guerrero, Sinaloa, Baja California, Durango, Sonora y otras localidades del país, siguen investigando, denunciando, jugándose la vida, recibiendo amenazas y viendo mermados sus márgenes de libertad de expresión, incluso, hasta la aniquilación.

El Diario pifió en lo de Nava, a lo mejor un tema personal llevó a la muerte a su fotorreportero (lo tendrá que determinar una investigación creíble), pero esos no son los temas de fondo: el problema es que 65 periodistas han sido asesinados desde el 2000 y los casos siguen, y siguen en la impunidad.

SACIAMORBOS. Pacto, lo que se dice pacto con el narco, el que tienen vigente autoridades políticas y policiacas.



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