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Itinerario Político | Ricardo Alemán

Risa de “Barbie” y odio a Calderón

Nació en la ciudad de México en 1955 e inició en 1980 su carrera profesional como reportero del diario "A.M." de León Guanajuato. Ha trabaj ...

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Miércoles 01 de septiembre de 2010

La risa nerviosa, cínica, retadora o arrogante del sanguinario Édgar Valdez Villareal, La Barbie, se convirtió en fenómeno mediático en páginas electrónicas de la prensa mexicana y, sobre todo, en redes sociales.

¿De que se ríe La Barbie?, fue la interrogante que atrapó más lecturas, visitas, comentarios y expresiones polarizantes en páginas electrónicas y redes sociales. Más aún, “la risa” de La Barbie, capturó más atención que la materia misma de su detención; que la propia información de los detalles que informaron sobre la detención del capo, su historia, trayectoria, modus vivendi y operando.

Para muchos fue una risa nerviosa, otros la vieron cínica, los de más allá retadora y los menos arrogante. Como sea —y en espera que el acertijo lo descifren especialistas del comportamiento—, lo cierto es que la risa de un hombre de poder —aunque sea un poder fáctico criminal—, parece que intriga, molesta y ofende a millones de ciudadanos.

 ¿Por qué a la risa de La Barbie, se responde con enojo, molestia y asombro sociales?

Dicen expertos que la risa de La Barbie, una vez sometido, no es más que la extensión del reto que en libertad y, durante toda su actividad criminal, lanzó a la autoridad. Es decir, si a La Barbie no le lastima ser lo más cercano al mal, tampoco le asustan la justicia y la ley. Más aún, le dan risa la justicia y la ley.

Pero resulta que a muchos ciudadanos molesta y ofende que un criminal sometido por la autoridad no sólo no se haya amedrentado por la ley y el castigo, sino que se haya burlado de esa autoridad. Pero además, esa personalidad criminal —de suyo antisocial—, también provocó sentimientos de admiración social. ¿Por qué? Porque no pocos ciudadanos aspiran en su fuero interno a ser o parecen La Barbie.

Por otro lado, al tiempo que apareció el fenómeno mediático de la risa de La Barbie, reapareció buena parte del histórico odio hacia Felipe Calderón y su gestión de gobierno. En extremos delirantes, unos dudan que se haya detenido a La Barbie, otros dicen que el criminal se entregó, y muchos desestiman la importancia del golpe asestado a los criminales organizados, y quieren ver un montaje antes del Informe presidencial. ¿Por qué el tamaño y abundancia de la irracionalidad?

Porque sigue vivo el odio contra Calderón, el “espurio”. Y es que abundan los que en el delirio de la irracionalidad aplauden los fracasos del gobierno azul, pero cierran ojos, oídos y las “entendederas”, cuando ese gobierno comete un acierto, como la captura de La Barbie.

Pero ay de aquel que apele a un milímetro de sensatez, porque la voz popular, amparadaza en el anonimato, lo acusa de vendido y toda clase de lindezas. Pero esa es la realidad mediática. ¿O no?



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