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Itinerario Político | Ricardo Alemán

Golpe certero; cae “La Barbie”

Nació en la ciudad de México en 1955 e inició en 1980 su carrera profesional como reportero del diario "A.M." de León Guanajuato. Ha trabaj ...

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Martes 31 de agosto de 2010

Nadie puede regatear al gobierno federal y a la Policía Federal el éxito que significa la captura de otro de los barones del crimen y las drogas; Édgar Valdés Villareal, motejado como La Barbie.

El mítico jefe del Cártel del Pacífico fue detenido la tarde de ayer en el Estado de México; se encuentra con vida y declara en las instalaciones de la PF junto con algunos de sus lugartenientes. La Barbie cayó luego que en diciembre de 2009 fuera muerto Arturo Beltrán Leyva —precisamente jefe de La Barbie—, cuando efectivos de la Marina lo ubicaron e intentaron detenerlo, y a días de que también fuera muerto —el 29 de julio pasado— Ignacio Coronal Villareal, alias Nacho Coronel, también cuando militares lo ubicaron y pretendían detenerlo.

En realidad, la detención de Valdés Villareal, es el tercer golpe certero que le propina el gobierno federal a los criminales organizados y jefes del narcotráfico que han convertido en territorios sin ley entidades como Tamaulipas y Chihuahua.

Pero, sobre todo, la detención se convierte en un “tanque de oxígeno” para el gobierno de Felipe Calderón, sobre todo porque se produce la víspera del Cuarto Informe de Gobierno, cuando el desaliento por la ingobernabilidad y la ola criminal parecen imparables, y cuando la propia Policía Federal anunció una limpia al despedir a tres mil 200 efectivos.

Sin embargo, y a pesar de la captura de La Barbie, la zozobra continúa en estados como Tamaulipas, en donde todos saben que, desde hace años, el gobierno estatal y los municipales son figuras decorativas. Todos saben que en esa entidad mandan el crimen organizado y el narcotráfico.

Todos saben que desde hace años, en todo el estado de Tamaulipas se han multiplicado las modalidades del crimen, como secuestro, extorsión, robo de autos y sus partes, piratería, distribución y venta de drogas, cobro de piso, tráfico de personas… En tanto, las autoridades municipales, estatales y federales nada han hecho en todo ese tiempo por acabar con esa violencia criminal.

En Tamaulipas, los criminales ya mataron a un virtual gobernador, ya se exhibió la forma brutal en que se extermina a migrantes que cruzan por esa entidad —con la masacre de 72 personas—, y ahora fue asesinado el alcalde del municipio de Hidalgo, Antonio Leal García, emboscado al salir de su rancho la tarde del pasado domingo.

Y en Tamaulipas se vive uno de los ejemplos más claros, dolorosos y contundentes de ingobernabilidad; fenómeno que lastima y ofende a los ciudadanos tamaulipecos, testigos de la mayor tragedia política y social del nuevo siglo; la parálisis de la clase política, de los tres órdenes de gobierno y de los tres poderes.

¿Qué tendrá que pasar en Tamaulipas para que la reacción del gobierno sea eficaz y capaz de contener al crimen; para que el Congreso promueva el relevo de un gobernador rebasado, o de un puñado de alcaldes que todos los días exponen su vida, muchos de los cuales han preferido entregar la plaza al crimen, que perder la vida asesinados?

¿A quién tendrán que matar los criminales para que reaccionen las instituciones federales, y para que en Tamaulipas resulten eficaces las acciones concretas y de fuerza contra los criminales, que en esa entidad han llegado a niveles de terror? ¿Quién será capaz de tomar decisiones eficaces, que garanticen que gobernantes, periodistas, empresarios… no sean secuestrados, asesinados y extorsionados?

Parafraseando no a Paquita la del Barrio, sino a Alejandro Martí, el reclamo general se podría sintetizar como sigue: ¿qué están esperando, inútiles, cuando Tamaulipas es un estado sin ley y sin gobierno; cuando prefieren pelear por migajas de poder, por el control político en el Congreso, por pírricos gobiernos estatales… antes que establecer un frente común contra el crimen y para rehabilitar la gobernabilidad en estados como Tamaulipas?

¿Hasta cuándo será que los gobernadores estatales continúen la grosera disputa por el poder virreinal sexenal que pelean, cuando en la práctica esos gobernadores no son más que figuras decorativas, mientras que su responsabilidad en la gobernabilidad y la seguridad ha sido rebasada?

¿Hasta cuándo alcaldes de entidades como Tamaulipas, Chihuahua, Michoacán, Durango, Sinaloa… dejarán de pelear por el control pírrico de sus policías, mientras esos policías son uno de los brazos armados de las bandas criminales? Es vergonzoso que los alcaldes se nieguen a la policía única estatal, cuando saben que las policías de sus municipios obedecen a las bandas, y no a los alcaldes.

Sin duda es un buen golpe la captura de La Barbie, sin duda un triunfo de la PF y de Genaro García Luna. Un triunfo del presidente Felipe Calderón. Sin embargo, falta mucho.



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