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Itinerario Político | Ricardo Alemán

¿Cuantos gobernantes darían la vida como Edelmiro?

Nació en la ciudad de México en 1955 e inició en 1980 su carrera profesional como reportero del diario "A.M." de León Guanajuato. Ha trabaj ...

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Jueves 19 de agosto de 2010

Sin duda que es grave la provocación del cardenal Juan Sandoval, al concepto de separación Estado-iglesia. Sin duda resulta grave la purga emprendida por el PAN contra algunos reputados militantes.

Pero esos acontecimientos —y muchos otros—, parecen vulgares y hasta obscenos ante la gravedad y la ofensa que, para todos, significa el secuestro y crimen de Edelmiro Cavazos, presidente municipal de Santiago, Nuevo León, a quien le arrebataron la vida los criminales organizados que han impuesto su ley —la Ley del Revolver—, en Nuevo León, Tamaulipas, Sinaloa, Durango, Michoacán… y muchos otros estados.

En efecto —y por donde se le quiera ver—, nadie podrá negar que son vulgares y obscenas las peleas entre y por el poder, cuando en el municipio de Santiago, en el otrora seguro estado de Nuevo León, los criminales matan a un alcalde que se negó a entregar la plaza al crimen organizado y el narcotráfico. ¿Cuántos alcaldes en México se han negado a estar al servicio del crimen? ¿Y cuantos dejan hacer y dejan pasar a los criminales, a cambio de 30 monedas y preservar la vida?

Esa parece ser la discusión de fondo, el debate que hace ver vulgares las disputas político-religiosas como la emprendida por el locuaz Sandoval Íniguez, y peleas de poder como las protagonizadas por Manuel Espino y Felipe Calderón. Y es que hoy se sabe que Edelmiro Cavazos habría sido levantado, torturado y asesinado por negarse a colaborar con los criminales que le quitaron la vida.

Pero además de que al cardenal Sandoval y a la jerarquía católica parece importarle un pito que los criminales maten a gobernantes, policías, servidores públicos, periodistas y a civiles inocentes, y que a los políticos y gobernantes azules, tricolores y amarillos les tiene sin cuidado el crimen de alcaldes, jefes policíacos, titulares de seguridad pública y hasta virtuales gobernadores, nadie parece reparar en la peligrosa ingobernabilidad que se apodera de municipios y estados completos.

Por eso debemos insistir. ¿Cuántos gobernadores, alcaldes, jefes policiacos y secretarios de Seguridad Pública, están hoy al servicio del narco? ¿Cuántos gobernantes y servidores públicos en general darían la vida, como Edelmiro por no entregar la plaza? La guerra no se gana o ser pierde por el número de bajas, sino por las plazas perdidas y/o capturadas. Y el crimen parece imparable, mientras reina la ingobernabilidad.

EN EL CAMINO

El primer acierto de Francisco Olvera, gobernador electo de Hidalgo, fue designar a Pascual Cervantes como director de comunicación social.



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