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Atando cabos | Denise Maerker

Así no se puede ganar

Realizó sus estudios profesionales en Ciencias Económicas y Sociales en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, la Maestría en Cienci ...

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Lunes 26 de julio de 2010

¿Cómo se gana una guerra cuando el enemigo es igual a uno, habla como uno, se viste como uno y a veces es parte de uno? ¿Cómo defenderse del que está recostado al lado en la trinchera y no enfrente? 

Parece el guión de una película de ciencia ficción, pero no, es la trama que revelan los resultados de las primeras investigaciones de la PGR detrás de las ejecuciones de jóvenes inocentes en Torreón, Coahuila.

Los hechos.

El domingo 18 de julio en la madrugada un comando armado llegó a un salón privado de fiestas llamado Quinta Italia Inn y disparó a mansalva matando a 17 personas. Era la tercera vez que esto ocurría en Torreón en lo que va del año y todo hacía pensar que de este crimen, como de los anteriores, no se sabría nada más que la obviedad de que detrás estaba la delincuencia organizada. Pero fue la gota de derramó el vaso. El gobierno federal ya no pudo ver para otro lado y tuvo que mandar a 200 policías federales de refuerzo. Se había calentado la plaza y los perjudicados reaccionaron. El jueves en YouTube apareció un video: un policía de Lerdo, municipio duranguense de la zona conurbada que conforman Torreón y Gómez Palacio, confesaba bajo tortura que los asesinos del Italia Inn eran presos del penal de Gómez Palacio que salían con permiso de la directora y con armas y coches oficiales a ejecutar venganzas y ajustes de cuentas en la vecina Torreón.

Desde luego ningun periodista lo publicó y mucho menos transmitió las imágenes, ¡un policía torturado por narcos! La sorpresa vino al día siguiente, el viernes, cuando se supo que agentes de la SIEDO habían llegado a la comarca lagunera para detener o interrogar a Margarita Rojas Rodríguez, directora del Cereso número dos de Gómez Palacio.

Ayer el vocero de la Procuraduría General de la República (PGR), Ricardo Nájera, lo confirmó: “una vez concluidas las pruebas periciales, se determinó que cuatro armas (de los custodios del penal) tipo AR-15, calibre .223, marca Colt, fueron utilizadas en los sucesos del pasado 18 de julio en la Quinta Italia Inn en Torreón […] en el bar ‘Ferrie’, ocurrido el 1 de febrero de 2010, y en los del bar ‘Juanas’, ocurridos el 15 de mayo de 2010”. Es decir, los comandos que atravesaron, por lo menos tres veces, el puente entre Gómez Palacio y Torreón eran sicarios vestidos de policías, con armas de policías y en vehículos oficiales que luego de masacrar a jóvenes porque se divertían en lugares que eran propiedad presuntamente de narcotraficantes de un grupo antagónico regresaban tranquilos a guarecerse en el penal de Durango protegidos por sus paredes y con una coartada perfecta.

La increíble trama, hay que subrayarlo, no salió a la luz como resultado de una investigación exhaustiva de nuestras autoridades, sino porque el grupo afectado decidió darlo a conocer a través de sus propios canales y mostrando sus métodos. Desde el jueves han aparecido —cómo sorprendernos—, dos nuevos videos que inculpan ahora a las autoridades del otro lado del río.

Y a esto ¿cómo se le llama? Estado fallido, estados fallidos en una federación en resistencia. No sé, pero el problema no lo van a resolver evitando o prohibiendo definiciones.



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