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Ventana | José Cárdenas

La verdad de la mentira

JOSÉ CÁRDENAS ha dedicado cuarenta años al oficio de la información. Vive del radio y la tele. Odia el rumor. La prensa escrita lo enriquec ...





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Martes 09 de marzo de 2010

El PRI (Peña Nieto-Paredes) se chamaqueó al PAN, a César Nava y de paso a Felipe Calderón. Elevó los costos políticos al desenmascarar a un títere tan ingenuo y mentiroso, como Pinocho. Flota en el aire la falta de oficio del líder panista; también la ira de Gómez Mont. Estalla el cohete del contubernio para proteger los intereses políticos de Enrique Peña Nieto.

Se perdió todo a cambio de nada. Cuando se discutía el paquete fiscal, a fines de octubre pasado, el Presidente estaba urgido de votos para tapar el agujero fiscal. Según César Nava, el PAN se comprometió a renunciar a cualquier alianza electoral contra el PRI, en tierra mexiquense, si y sólo si, el PRI votaba a favor de la Ley de Ingresos. El 5 de noviembre, el Senado discutió la iniciativa; sólo había ocho priístas; ninguno votó a favor. Peña Nieto, por un lado y Beatriz Paredes, por el otro, les quitaron la escalera a Calderón y a Nava al revelar el fallido convenio confidencial. Pinocho lo negó tres veces: ante el Consejo Nacional, ante el Comité Ejecutivo y ante la ciudadanía. Exhibido in fraganti, el embustero acusó traición con voz puritana. Denunció el incumplimiento de una cláusula no escrita. Beatriz, con más reflejos que un gato, controló daños y negó compromiso alguno a cambio de aprobar la Ley de Ingresos; pocos le reprocharán intentar impedir las alianzas contra el PRI; sus costos serán menores, mientras que en el PAN, hay demasiada irritación.

Afirmar que Calderón “no sabía” del enjuague, es inverosímil. Pinocho miente de nuevo, porque si Calderón no estaba enterado habrá que preocuparse. Si el líder del partido, impuesto por el Presidente, o el secretario de Gobernación no le informan los asuntos relevantes, como darle empujoncitos al más viable candidato del PRI a la Presidencia, las cosas en palacio ¡caminan despacio!

César Nava fue derrotado por las bandas rivales. Como a Pinocho, le creció nariz. Ha perdido credibilidad. Sólo lo queda ganar una apuesta: que funcionen las alianzas y el PAN le gane al PRI el 4 de julio.

Fernando Gómez Mont empina a Nava por tenebroso: “El señor no me dijo que él se consideraba traicionado. No me lo informó y yo seguí construyendo los espacios necesarios para procurar la gobernabilidad del país… Fue un acuerdo honrado” —dijo—. Para Gómez Mont, testigo de lo firmado, no hubo traición. Confiesa que Nava lo forzó a la confidencialidad aunque su reputación haya quedado en entredicho. El secretario de Gobernación describe el ambiente político como “el espacio del desconcierto”. Apunta una crisis de gobernabilidad porque se rompen lanzas con partidos de oposición.

Los protagonistas del desaguisado, son de enorme pequeñez, patéticos. Cuando el pretexto es peor que la verdad, mejor que digan la verdad. El problema ya no es la mentira, sino la estrategia tras ella: conducción errática de la cosa política y resquebrajamiento del partido en el poder, a más no poder.

 

 

 

 



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