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Itinerario Político | Ricardo Alemán

PAN y PRD; alianza engañabobos

Nació en la ciudad de México en 1955 e inició en 1980 su carrera profesional como reportero del diario "A.M." de León Guanajuato. Ha trabaj ...

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En la historia de la humanidad la alianza entre tribus, pueblos, estados o partidos políticos son el pan de cada día

Domingo 24 de enero de 2010

Mienten César Nava y Jesús Ortega

Han fracasado gobiernos de aliados

En la historia de la humanidad la alianza entre tribus, pueblos, estados o partidos políticos son el pan de cada día. En el caso de las alianzas electorales —en México y el mundo— son legales, legítimas, necesarias y hasta políticamente correctas. Y bastante efectivas, en no pocas ocasiones.

¿Por qué si las alianzas político-electorales son legales y legítimas, se ha desatado tamaño escándalo en torno al posible ayuntamiento electoral de la derecha y la izquierda mexicanas? Abundan las razones. Argumentamos sólo tres, ya que nos parecen fundamentales.

Uno, porque el PAN y el PRD no hablan con la verdad y pretenden engañar a los electores, ya que en el fondo su objetivo es debilitar al PRI rumbo al 2012, pero desde la elección de 2010. Dos, porque en la historia electoral las alianzas PAN-PRD han sido una burla para los electores. Y tres, porque al establecer la necesidad de aliarse, la derecha y la izquierda reconocen un escandaloso fracaso cultural frente al PRI, que regresa precisamente por la mediocridad de PAN y PRD.

El PRI en la mira

Cualquiera que haya leído un poco de historia sabe que entre tribus, pueblos, estados o partidos, las alianzas son comunes, y no se crean de la nada y en abstracto. Teóricos de la ciencia política como G. Liska sostienen que, en todos los casos, los pueblos o partidos nunca establecen alianzas políticas o de poder “para algo”, sino “contra alguien” y siempre “se construyen contra un adversario común”. Más aún, es regla que los aliados “puedan ocultar las diferencias y conflictos entre ellos”.

Así pues, la primera de las grandes mentiras que han esgrimido tanto César Nava como Jesús Ortega —dirigentes nacionales de PAN y PRD—, para justificar un puñado de alianzas estatales, es que pretenden alternancia y cambios democráticos en entidades como Oaxaca, Hidalgo, Puebla y Durango. Pero con esos argumentos no sólo engañan a sus respectivos electores con el petate del muerto —veremos más adelante por qué—, sino que se niegan a reconocer que van contra el PRI y contra su candidato presidencial más aventajado, que es Enrique Peña Nieto. En el fondo ocultan su fracaso como tendencias políticas y alternativas de poder.

Pero vamos a suponer que sea cierto que en Oaxaca, Hidalgo, Puebla y Durango no existe alternancia y menos democracia. Si así fuera, no habría pluralidad en sus congresos y tampoco alternancia municipal. La premisa es falsa, porque en esos estados existen diputados y alcaldes del PAN y el PRD. El problema de fondo, en todo caso, es una debilidad endémica de azules y amarillos, que a pesar de ser “partidos nacionales” no han logrado la presencia necesaria para echar al PRI del poder en las elecciones donde pretenden aliarse. Claro, además de las transas y mañas del viejo PRI.

GOBIERNOS FALLIDOS

La segunda de las grandes mentiras de Nava y Ortega es que al derrocar al PRI los gobiernos aliados de PAN-PRD llevarán alternancia y democracia a Oaxaca, Hidalgo Puebla y Durango. Ese engaño no resiste ni un suspiro. En alianza con el PRD, el panista Patricio Patrón Laviada gobernó Yucatán de 2001 a 2007. Con la misma fórmula de PAN-PRD, el ex priísta Antonio Echevarría gobernó Nayarit de 1999 a 2005. Igual pasó con el ex priísta Pablo Salazar, quien con una coalición PAN-PRD llegó al gobierno de Chiapas y se mantuvo de 2000 a 2007. La lista es larga.

En su momento, el argumento fue el mismo en esas elecciones; “llevar la pluralidad y acabar con los caciques del PRI”. ¿Qué pasó en la realidad de los gobiernos de Patrón Laviada, Echevarría y Salazar? ¿Fueron gobiernos democráticos, incluyentes, plurales, abiertos, respetuosos de los ciudadanos y de la ley...?

Lo cierto es que en las gestiones de Patrón Laviada, Antonio Echevarría y Pablo Salazar, los habitantes de Yucatán, Nayarit y Chiapas vivieron verdaderos años de terror, antidemocracia, persecución, cancelación de libertades fundamentales y corruptelas peores que las vividas en los gobiernos del viejo PRI. Pero tampoco son casos únicos. En estados donde llegaron al poder PAN y/o PRD sin necesidad de alianzas, los habitantes han vivido verdaderos infiernos. ¿Cuáles casos? Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí, Zacatecas, Baja California Sur, Tlaxcala, Guerrero...

EL FRACASO CULTURAL

En lugar de tratar de engañar a los ciudadanos y electores en general, los señores César Nava y Jesús Ortega —y sus respectivas claques— debieran reconocer que están muertos de miedo por el potencial regreso del PRI al poder presidencial. Es probable que ante un llamado como ése, los ciudadanos pudieran reaccionar en consecuencia y emprender cruzadas antipriístas. ¿Por qué? Porque a querer o no, entre sectores amplios de la población prevalece un fuerte antipriísmo y porque la alianza PAN-PRD es un fracaso cultural de quienes se opusieron al PRI durante medio siglo.

Pero pedir dos dedos de frente a los señores Nava y Ortega —ya no se diga habilidad política, talento y talante—, es mucho pedir. Los jefes del PAN y del PRD se conforman con la confusión y con grotescos argumentos como el que propone que durante la alianza “no hablaremos de los temas que nos dividen”. ¿Habrán entendido los señores Nava y Ortega la estupidez que dijeron? Por eso volveremos al tema.



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