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Itinerario Político | Ricardo Alemán

Primera derrota del PRI

Nació en la ciudad de México en 1955 e inició en 1980 su carrera profesional como reportero del diario "A.M." de León Guanajuato. Ha trabaj ...

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Jueves 29 de octubre de 2009

En política, dice la jerga mexicana, las derrotas hablan más que las victorias. Es el caso de la Ley de Ingresos aprobada por los diputados federales de la 61 Legislatura quienes, en un inédito, serán los grandes derrotados, sobre todo por elevar un punto porcentual el IVA.

Pero no se puede hablar de “los diputados” en general. Para entender el tamaño de la derrota que pagarán los diputados —y la eventual victoria de los senadores—, se debe analizar a cada uno de los grupos parlamentarios, sus jefes y potenciales pretensos a la carrera presidencial.

Así, por ejemplo, el otrora poderoso e invencible PRI resultó el gran derrotado en la escaramuza para tapar el hoyo fiscal y superar la crisis de ingresos del Estado. Hace días el PRI se acostó unido y fuerte como no se recuerda, y despertó no sólo severamente fracturado, sino enfrentados sus jefes. El IVA en primer lugar, el ISR en segundo y el impuesto a las comunicaciones en tercero derrumbaron la unidad del tricolor.

Y se debe insistir. Del PRI que se alzó monolítico en julio pasado, que se llevó todo lo disputable, que ya hacía cuentas alegres para 2010 y 2012, hoy existen por lo menos tres grandes bloques. ¿Que cuáles? Fácil: el de Manlio Fabio Beltrones —que puede resultar ganancioso al final de cuentas—, el de los gobernadores, encabezados por el poderoso Enrique Peña Nieto, y el de Beatriz Paredes, la derrotada dirigente nacional. En realidad en el PRI empezó la guerra civil, el “despellejadero”.

Pero el PRI no fue el único derrotado. Entre los azules se produjo una caída que puede ser determinante. ¿Cuál? En efecto, la de Josefina Vázquez Mota, la conductora del rebaño panista que creyó que gracias a una alianza tersa y bien trabajada con el PRI de Beatriz Paredes, se alzaría con la primera gran victoria en su carrera presidencial. Nunca imaginó que esa presunta victoria sería arrebatada por un movimiento de tres bandas —si no es que de fantasía— de uno de los azules: Cesar Nava.

Las lenguas de doble filo dicen que la de Nava fue la moderna versión del “burro que tocó la flauta”. Es decir, que tropezó con su propia lengua, y que en su caída golpeó a un priísta que vio que el golpe vino de otro tricolor, lo que provocó que se trenzaran los priístas. ¿Será? Vale recordar que en política no existen casualidades, sino causalidades.

Haya sido el burro, la flauta o el sereno, lo cierto es que el PRI se partió, el PAN se fracturó y el PRD se exhibió. ¿El PRD? En efecto, los amarillos de San Lázaro dieron oxígeno a los locuaces legítimos —contra el IVA y todas las perversidades fiscales—, pero los senadores les quitarán el parque para la guerra. Al tiempo.



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