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Itinerario Político | Ricardo Alemán

Reto fiscal, pasaporte a 2012

Nació en la ciudad de México en 1955 e inició en 1980 su carrera profesional como reportero del diario "A.M." de León Guanajuato. Ha trabaj ...

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La crisis verdadera, de incompetencia

Chamuscadas, Paredes y Vázquez Mota


Martes 27 de octubre de 2009

Está claro que muy pocos —o ninguno—, de los pigmeos de la clase política se han percatado que la crisis económica y el hoyo fiscal que agobia al Estado mexicano son —en el fondo—, un sabroso “bombón” para todo aspirante a gobernar a los mexicanos en 2012.

No parecen haber entendido que —como se le acredita a Einstein—, la verdadera crisis de una sociedad no es la crisis política, la económica o la social. La de verdad es “la crisis de incompetencia” que enfrenta toda la clase política. Así, frente a un reto monumental como el que plantea salvar la emergencia por la caída de recursos fiscales, se requiere a mucho más que los gobernantes mexicanos en activo, que los políticos en gestión y los partidos con registro.

El tamaño del reto es —en espíritu de la Tercera Ley de Newton—, del tamaño del hombre, del gobierno o del partido capaz de encontrar una fórmula efectiva, creativa, ingeniosa y eficiente. ¿Quién será el valiente? Hoy no aparece el político, partido o gobierno que haya mostrado tamaños para ello. Pero aún hay tiempo.

Por lo pronto, el primer intento por darle una salida a la crisis fiscal del Estado mexicano —mediante la Ley de Ingresos—, mostró a una clase política sólo capaz de parir un adefesio fiscal que a nadie gustó y que, por ello, rechazaron todos los sectores sociales. Pero al mismo tiempo los pretensos a la contienda de julio de 2012 se exhibieron como poco capaces para ese cargo.

En pocas palabras, que los presidenciables que metieron la mano en la elaboración de la rechazada Ley de Ingresos, reprobaron un examen fundamental. ¿Por qué? Porque cuando debieron mostrar sus habilidades y dotes para hacer frente a una crisis como la que se vive, no fueron capaces más que de reaccionar con la formula de siempre. ¿Y quienes son esos presidenciables reprobados?

Están a la vista de todos. La fallida Ley de Ingresos fue impulsada por las diputadas Beatriz Paredes, del PRI; Josefina Vázquez Mota, del PAN, además de gobernadores como el mexiquense Enrique Peña Nieto y el veracruzano Fidel Herrera Beltrán, entre otros. Todos saben que las diputadas Paredes y Vázquez Mota, y los gobernadores Peña Nieto y Herrera Beltrán están entre los más aventajados presidenciales del PRI y el PAN.

De esta manera, resulta que esos presidenciables debieron someterse al inesperado examen de resolver el hoyo fiscal que agobia al Estado mexicano —una vez que se acabó el paraíso petrolero sobre el que se fincó la economía ficción—, y ante el enojo de todos, resultaron reprobados. Resultaron reprobados porque la solución que pactaron las diputadas Paredes y Vázquez Mota —con el apoyo de gobernadores de todos los partidos—, no es más que un grosero parche que nada resuelve. ¿Por qué ninguno de esos presidenciables se atrevió a empujar una verdadera reforma fiscal?

Por dos razones fundamentales: porque pesa más el temor a pagar el costo político de una decisión que pueda ser “políticamente incorrecta”, y porque son parte de una clase política pigmea, incapaz de ver más allá de su interés electorero inmediato. ¿Qué es, si no una visión miope recurrir en forma mecánica a más impuestos, más deuda, más ficción sobre el precio del petróleo… para salvar el hoyo fiscal?

Por eso, en forma habilidosa, otros pretensos como Manlio Fabio Beltrones, Marcelo Ebrard, César Nava y hasta Andrés Manuel López Obrador entendieron que el reto fiscal es, en el fondo, el pasaporte a 2012. No sólo porque puede asegurar recursos fiscales a los procesos electorales de 2010, 2011 y 2012, sino que llevaría a “los cuernos de la luna” al “valiente” que le encuentre “la cuadratura al círculo”.

Así, de la cuarteta de pretensos que ven como oportunidad única y formidable para sus ambiciones presidenciales la solución al hoyo fiscal, aparecen dos con más posibilidades; Manlio Fabio Beltrones y Marcelo Ebrard. ¿Por qué estos dos? Porque se localizan en posiciones estratégicas en el edificio de las instituciones del Estado.

Pero además, el senador del PRI es en realidad el verdadero fiel de la balanza. Y es que la Ley de Ingresos se encuentra en su zona de influencia, el Senado de la República, en donde es el verdadero jefe, y desde donde le propuso al gobierno de Felipe Calderón —desde la entrega de la medalla Belisario Domínguez—, cambios de fondo. Podría resultar el verdadero ganancioso. Pero también, claro, podría terminar como el gran derrotado. Al tiempo.

 



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