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Historias de reportero | Carlos Loret de Mola

Calderón y Peña, mano a mano

Carlos Loret de Mola nació en Mérida, Yucatán, México, en 1976. Tiene una licenciatura en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo ...

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Miércoles 09 de septiembre de 2009

El día que propuso crear un nuevo impuesto antipobreza que se suma al IVA, subir el ISR, gravar celulares, cerveza, licor y cigarros, desaparecer secretarías, recortar presupuestos y presentar así al Congreso el paquete económico más agresivo e impopular de los últimos tiempos, tras anunciar la víspera tres nombramientos de gabinete que no convencieron a nadie, Felipe Calderón fue a disputarle el terreno a Enrique Peña Nieto.

Lo que marca el pudor político es que ante una tragedia como la de 5 mil personas que en menos de una hora vieron cómo sus casas y sus coches se ahogaron dos metros, el gobernador esté ahí de inmediato. Peña Nieto no fue la noche del diluvio en Tlalnepantla ni la mañana siguiente. Llegó entrada la noche, 30 horas después, para sostener, dentro de una vivienda, una reunión con algunos vecinos. Fue consistente con su postura en el tema del agua, sea sequía, drenaje, escasez, inundaciones: diluirse. Él andaba en el festejo de su cuarto Informe y el derroche que se armó con esa excusa (nomás falta que le den recursos extra del Fonden, como si no tuviera lana de dónde sacar el Edomex).

Como estrategia o por paranoia, los que en Los Pinos siguen al hoy puntero en las encuestas presidenciales del 2012 habrán descubierto el abandono y surgido con la idea de una gira del primer mandatario a la región afectada.

El protocolo marca que el gobernador tiene que estar con él. Y así fue. Ayer por la tarde, Calderón y Peña —acompañados por un imagino desconcertado sudcoreano Ban Ki-moon, cabeza de la ONU, invitado a sumarse al recorrido— enfrentaron los reclamos de la gente, que hubieran sido menos encendidos si alguien les hubiera atendido antier desde temprano. Peña tardó 49 horas en abrir los oídos. Y Calderón, al orillarlo a ello, se llevó un raspón y buscó un golpe político que ya veremos si rinde fruto en las encuestas.

Esto sucedió en Tlalnepantla, estado de México, antes bastión panista, recién recuperado por el PRI y la operación política de su gobernador. Una tragedia que golpeó a la clase media-alta, que inundó viviendas de dos pisos con garage para dos vehículos, enrejadas todas por miedo a la inseguridad.

La misma clase social, la clase media en general, que resultará más afectada por el paquete económico 2010 si se aprueba como lo plantea el Presidente o con variables que caminen en el mismo sentido: no son tan pobres para merecer el apoyo de Oportunidades ni tan ricos como para vivir en zonas sin riesgo de que les truene un drenaje.

SACIAMORBOS

¿Cuántos Juanitos en potencia llenan el zócalo cada que su líder chasca los dedos? ¿Cuántos no piensan antes de decir: sí, señor presidente legítimo?



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