Opinion

Yo quiero creer que el Presidente ya despertó. Que la realidad electoral del 5 de julio fue la sacudida que Felipe Calderón necesitaba para darse cuenta del rumbo equivocado de su gobierno.

Quiero creer que ya tiene claro de que no puede gobernar haciendo lo mismo, con los mismos, bajo las mismas reglas, pagando las mismas facturas. Quiero creer que tiene muy claro que su gobierno se refunda o se refunde. Que Los Diez Mandamientos del Palacio Nacional son su legítima aspiración por sacudir la conciencia y los bolsillos nacionales. Pero la realidad me alcanza.

I.- Quiero creer que de verdad Calderón desea combatir la pobreza…. pero serán sólo buenos deseos mientras tolere a los usureros del crédito al 120% o a los policías que medran a diario a quienes menos tienen.

II.- Quiero creer que busca la cobertura universal de la salud… pero no mientras el Seguro Social no tenga los medicamentos suficientes para atender a los que ya le pagan.

III.- Quiero creer que el presidente desea educación de calidad… pero no entiendo cómo bajo la reglas de Elba Esther y el sindicato de maestros, a quienes debe casi todo.

IV.- Quiero creer que habrá una reforma en las finanzas… pero no veo cómo hacerlo si no se mete en cintura al 60% de la economía informal que prefiere pagar extorsiones antes que impuestos.

V.- Quiero creer que Calderón hará una reforma en las telecomunicaciones… pero será otro sueño frustrado si no acaba con el monopolio filantrópico que nos tiene en el penúltimo lugar en la conectividad mundial.

VI.- Yo quiero creer que promoverá la transparencia en las empresas públicas… pero será la gran falacia mientras no desaparezca los oscuros fideicomisos.

VII.- Yo quiero creer que peleará por la reforma laboral… pero tenemos cuatro sexenios y medio escuchando que ya viene y nadie se atreve a dar el paso para homologarnos con el resto del mundo.

VIII.- Yo quiero creer el Presidente quiere reducir los trámites … pero las redes de intereses y de tráfico de favores son una maquinaria más poderosa que el Estado.

IX.- Quiero creer que existe el deseo presidencial de acabar con el crimen organizado…. pero no veo cómo, mientras se sostenga esa compañía de montajes, fachadas e ilusionismo llamada García Luna & Co.

X.- Yo quiero creer que el Presidente quiere una reforma política….pero no creo que lo pueda hacer con la misma vieja clase política que en el patio del Palacio Nacional le aplaude rabiosamente mientras que en la calle lo fustigan hasta pedir su relevo.

Quiero creer, pero hasta este momento no puedo. De todo lo que dijo el Presidente, sólo puedo creer que el cambio urge y que ya estamos en horas extras, contra la pared.

Nada es imposible, pero lo será si el Presidente no modifica su receta personal de liderazgo. Si no aprende la lección de Moisés cuando bajó la primera vez con las tablas. Cuando se encolerizó al ver a su pueblo adorando al becerro de oro. Y en un acto de rabia, terminó destrozando las tablas.

Debió volver con El Señor para pedirle el reemplazo y al bajar, más sereno, presentarlas al pueblo elegido. La receta es sencilla.

Menos bilis. Más cabeza y corazón. Pero sobre todo mucha testosterona. Si la mitad de lo que dice aspirar es cierto, la necesitará.