Opinion

El procurador de Justicia capitalino, Miguel Ángel Mancera, presumió en el círculo rojo de Marcelo Ebrard que gracias a la colaboración de Elvira Casco Majalca, ex directora de Casitas del Sur, su investigación iba muy adelantada. Eso nos dicen. Por eso no la había detenido: la tenían como testigo o cooperante. Y que se les atraviesa la SIEDO. El pleito entre autoridades de justicia del DF y federales ha llegado a niveles de miedo. Por lo pronto, después del manazo que le dieron con Los Petriciolet y la Banda de La Flor, Mancera se lleva otro con el arresto de Casco Majalca. Lo que no se vale es que 14 menores sigan desaparecidos, y que existan sospechas de que ya no los recuperarán; que están en Ruanda, Tailandia, El Salvador, Guatemala o Colombia. Si así, sin pleito, el sistema de justicia en el país es un horror, ¿se imagina qué sucede en los entretelones de este enfrentamiento mayúsculo?

Por fin, calma en el PAN después de una larga tormenta. Primero, la elección de la coordinadora en la Cámara, Josefina Vázquez Mota, pasó sin contratiempos. Y ayer el Tribunal Estatal Electoral de Sonora (TEETI) ratificó a Guillermo Padrés en la gubernatura. El PRI impugnará, pero la anulación es una posibilidad muy peregrina. Sin embargo no todo está ganado ni hay garantías de paz para siempre. Está el debate por la Miguel Hidalgo y Cuajimalpa; allí, nos dicen, sí se rebasaron los topes de campaña. Y después se dará el debate del presupuesto 2010, primera prueba de la nueva legislatura. Por lo pronto, los panistas respiran, descansan.

¿Cuántos años estará Jacinta Francisco Marcial en prisión hasta que el gobierno federal le ofrezca una disculpa y la deje en libertad? Ayer, Amnistía Internacional anunció que la ha adoptado como presa de conciencia. Decenas de organizaciones civiles coinciden en que Jacinta representa el rostro más perverso del aparato de justicia mexicano. Fue encarcelada porque como mujer indígena no tuvo acceso a un juicio justo. La separaron de sus seis hijos desde agosto de 2006 acusada de, fíjese, “secuestrar a seis agentes de la AFI”. Como dijo ayer Rupert Knox, investigador de AI sobre México, “el caso de Jacinta es un escándalo”.

El que trae el santo volteado, como se dice, es Manuel Espino. El sábado el Ejército lo sacó de su casa en Ciudad Juárez con todo y familiares. Estaban de fiesta. No se le desea mal a nadie, pero ojalá hubieran sacado, sin orden de un juez, a uno que no estuviera tan separado de Los Pinos, para ver si se toma con más seriedad el fracaso del Operativo Conjunto Chihuahua.

Apunte final: el secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont estará este jueves en el IFE acompañado del subsecretario Alejandro Poiré; se reunirán con el presidente consejero Leonardo Valdés, el presidente de la comisión del Registro Electoral, Francisco Guerrero, y el director del Registro Nacional de Población, Carlos Raúl Anaya. El tema: la cédula de identidad. A ver qué acuerdan…