Opinion

Los intensos zumbidos de balas y granadas escuchados en Michoacán,tras los cuales quedaron cadáveres acribillados con huellas de tortura, obligaron al retiro de agentes de la PF. De ese grado es el poderío del cártel

“México está en guerra”, dijo un funcionario de Canadá, en referencia a la obligación impuesta a los mexicanos de obtener visas para ingresar a ese país, nuestro socio comercial. Es la guerra que declaró el presidente Felipe Calderón en marzo de 2007, cuyas respuestas se intensifican en estos días a fuego y sangre.

El cártel de La Familia envió a sus comandos, de entre 15 y 20 sicarios cada uno, para ametrallar instalaciones militares y de la Policía Federal. Habitantes de Morelia, Lázaro Cárdenas, Pátzcuaro, Zitácuaro, Zamora y otras ciudades escucharon estruendosas descargas de AK-47, R-15, y lanzagranadas. Jamás padecieron esa pesadilla y no pocos amanecieron en clósets o bajo las camas.

El terror provocó la huída de los federales, como sucedió en Zitácuaro, cuyo presidente municipal está encarcelado y las instalaciones policiacas en el abandono. Los hampones volvieron a la luz del día a quemar a las oficinas y unas 20 patrullas estacionadas. Ni quien les dijera pío.

Luego vino el recuento de los caídos: tres policías acá, dos soldados allá y 12 cuerpos torturados sobre leños, en un intento de quemarlos a un lado de la carretera Morelia-Lázaro Cárdenas. En total, 17 muertos del bando oficial y sólo uno de La Familia.

El pretexto de La Familia para intensificar el horror en Michoacán fue el arresto de Arnaldo Rueda Medina, La Minsa, presunto “enlace internacional” del cártel, pues dirigía los traslados de efedrina para elaborar metanfetaminas.

Si tanto vale La Minsa —nos dijo un enfurecido michoacano que llora a un hijo asesinado— “cuélguenlo en la plaza de Morelia, a ver si así se asustan las mafias”.

Eso no va a suceder por los derechos humanos y cuanto se dice de la democracia. Pero urgen decisiones inteligentes y prontas. El pueblo no aguanta más, los dueños del dinero huyen, los negocios siguen cerrando y la economía va en picada. Según habladurías oficiales, “ya tocamos fondo”. Falso.

Durante los ataques en Michoacán, el presidente Calderón afirmó: “Se trata de una reacción desesperada y violenta frente a la firme y decidida actuación de estos organismos (los policiacos)”. Pero los agentes federales fueron concentrados en Morelia y Atlacomulco, en plena huída. También dijo: “Los criminales no logran intimidar al gobierno federal”. Usted haga el análisis.