Opinion

Ahora se sabe que Emilio Gamboa Patrón, hoy coordinador de los diputados federales del PRI y ayer secretario particular de De la Madrid, recibió una llamada en su celular del mismísimo Salinas. Se afirma que pidió a Gamboa que le exigiera a su ex jefe que se retractara de sus dichos. ¿Será? Lo cierto es que desde ese día no volvió al Senado, donde trabaja la Comisión Permanente del Congreso de la Unión. Eso sí, mandó a decir que ni lo buscaran, porque no hablaría con nadie. Y cumplió.

Pero no es la única reverberación del escándalo de la semana. Seis horas antes de que Miguel de la Madrid se desdijera de las acusaciones vertidas contra Salinas de Gortari, el senador del PRI Francisco Arroyo ya estaba enterado del recule del ex mandatario. Irónico, reveló que De la Madrid ya les había hecho saber a los senadores de su partido que no son “totalmente ciertas” sus demoledoras declaraciones contra su sucesor. “Nos ha mandado un mensaje diciéndonos que no es cierto lo que dijo”. Se le preguntó cómo se había dado la comunicación, a lo que respondió franco, pero con una sonrisa: “Por ahí supimos que el ex presidente está de alguna manera entendiendo sobre la inoportunidad de sus comentarios… Yo creo que hay algo ya de precariedad física”. ¿Preparaba el terreno el senador Arroyo o en verdad el ex presidente mandaba mensajitos?

Ya en medio de la tormenta política que desató Miguel de la Madrid con sus revelaciones, en Los Pinos se guardaba otro secreto: el viaje que haría el presidente Felipe Calderón a Ciudad Juárez, donde las calles se encuentran prácticamente ocupadas por miles de efectivos del Ejército. Todavía el miércoles pasado nadie conocía la agenda que cumpliría el mandatario un día después. Sólo minutos antes de abordar el avión TP-01 Presidente Juárez, los reporteros supieron que irían a la convulsionada ciudad fronteriza, donde se centra la guerra contra el narco. Calderón visitó una guarnición militar para conocer, de primera mano, los resultados de la lucha, acompañado del secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván. Obviamente que en esa gira no se dijo una sola palabra sobre el cochinero político que había destapado el ex presidente que tuvo como lema de gobierno “La renovación moral”.

Apunte final: muchos se preguntan sobre la dieta que sigue José Ángel Córdova y que lo ha llevado a perder los kilitos de más. Esto ya es evidente a simple vista. Se puede ver a un secretario de Salud más delgado, pero con una expresión de cansancio. No se sabe a bien si será la rigurosa dieta o resultado del problemón que enfrenta por el asunto de la influenza, que avanza de manera inexorable en el país. III Muy interesante el escarceo verbal entre el presidente Calderón y la líder del magisterio, Elba Esther Gordillo, en la ceremonia del Día del Maestro. Dos temas los enfrentaron: la alianza educativa y el combate al narco.