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Dossier Índigo | Ramón Alberto Garza

Ambassador Crisis

Periodista plural, ético y con sentido humano, Ramón Alberto Garza cuenta con más de treinta años de experiencia en medios de comunicacion ...





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Viernes 27 de marzo de 2009

“En un mundo interrelacionado, los estados débiles y fallidos representan un riesgo para Estados Unidos y para la seguridad global…

“Cuando el caos prevalece, el terrorismo, el narcotráfico, la proliferación de armas y otras formas del crimen organizado florecen (…) Dejados en la calamidad, sujetos a la depredación y negado el acceso a los servicios básicos, los pueblos llegan a ser susceptibles a las exhortaciones de demagogos y traficantes de odio”.

El autor de estas citas es Carlos Pascual, el nuevo embajador de Estados Unidos en México. Un experto diplomático especializado en naciones en crisis.

Las publicó en julio de 2004 en la revista Foreign Affairs en coautoría con Stephen Krasner. El artículo era sobre estados fallidos. Eran los días en que el Consejo Nacional de Seguridad de Bush olía peligro en la inestabilidad de gobiernos rebasados por otros poderes fácticos. Narcotráfico, terrorismo y crimen organizado. ¿Suena familiar?

Por eso se ordenó al Departamento de Estado crear un organismo: la Oficina de Coordinación para la Reconstrucción y Estabilización. Su misión era detectar aquellas naciones de “alto riesgo” para someterlas a una “lista de observación”. Definido esto, diseñar acciones para desactivar lo que hoy se da en llamar “la guerra urbana” del tráfico de drogas y el crimen organizado en juegos y extorsiones.

Si del diagnóstico se determinaba los países que ya eran “estados fallidos”, la misión era rescatarlos con la reivindicación de su articulación social. Si estaban a punto de caer en esa clasificación, impedir que sucumbieran creando las condiciones para desterrar el peligro.

El primer coordinador de ese organismo fue precisamente Carlos Pascual. Venía de ser embajador en Ucrania, donde apoyó estrategias contra la desestabilización política. Y en tres años lo consiguió.

Desde hace meses que en México debatimos si estamos en un “Estado fallido”. En el discurso nacionalista y en el diplomático se niega. Pero la realidad se encarga de recordarnos que si aún no lo somos del todo, al menos ya hacemos antesala.

Quizá por eso envían a México a quien ya es conocido como “Ambassador Crisis”. No es el amigo presidencial, como lo era Tony Garza de Bush. Tampoco es experto petrolero, como su antecesor.

La definición de Carlos Pascual se acerca al estratega que transitó con éxito de la teoría académica a la resolución de problemas en el mundo real.

Sus credenciales académicas lo acreditan. Stanford y Harvard. El USAID, el National Endowment for Democracy, el Freedom House y el Brookings Institute.

Ojalá que en la práctica la experiencia adquirida en la ex Unión Soviética le ayude a suavizar unas relaciones de vecinos en creciente tensión.

Y si hay dudas, sólo asómese a ver el documento del Comando Norte de la Defensa estadounidense que publica hoy Reporte Índigo. Las revelaciones sobre el poderío de los cárteles mexicanos y la presencia de una célula radical de Hezbolá en el centro de México podrían indicar la misión del “Ambassador Crisis”.



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