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Bajo Reserva | Periodistas de EL UNIVERSAL

Lozano, al rescate del gobierno federal por las declaraciones de Slim

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Miércoles 11 de febrero de 2009

Javier Lozano empezó el lunes en el foro del Senado y se siguió hasta la tarde, con entrevistas. Retomó su tarea el martes temprano en medios electrónicos, y de allí, a una conferencia de prensa. Todo para responder a Carlos Slim, a nombre del gobierno federal (que no se manda solo), por sus declaraciones sobre el futuro de México en esta crisis. Nada raro que el ariete sea Javier Lozano. Fue él quien encabezó, recordará, la batida contra Marcelo Ebrard. Llama la atención que el secretario del Trabajo, y no el de Hacienda, salga a defender la perspectiva económica del país. En una administración en la que el empleo se desploma, el secretario del Trabajo sería el más vulnerable o, si se quiere, el más prescindible. Lozano no se manda solo; pero sólo él puede cuidar su carrera porque, como dicen los rancheros: Si vas por todas las chuletas que te lanzan, una tendrá vidrio molido. Quién sabe si esta sea su chuleta con vidrio molido. Pero seguro no será una fácil de tragar.

Después de revisar la agenda de Javier Lozano, queda claro que Felipe Calderón está molesto con Carlos Slim, y viceversa. La pregunta no es por qué; es obvio que el Presidente tiene agenda como jefe del Ejecutivo, y que el empresario tiene la suya. Habrán chocado, como se dice, por la apertura en telecomunicaciones. La pregunta es, más bien, ¿por qué pelearse ahora, en medio de una crisis? Slim es un actor, tanto como Calderón: genera 220 mil empleos directos y 500 mil indirectos; sus empresas valen 6.7% del PIB, y representan 40% del IPC de la BMV. Una respuesta es que la reacción de Lozano responde a la corta mecha del Presidente —como se dice—: que esté molesto por las declaraciones “catastrofistas” de Slim y haya mandado a su secretario fajador. La otra es que sea parte de una estrategia: que el gobierno planee, en el contexto de la crisis, ganarse a la opinión pública, primero, y luego iniciar acciones en contra del poder hegemónico de Slim en varios segmentos de la economía. El tiempo dirá.

Agustín Carstens y Luis Téllez, titulares de Hacienda y Comunicaciones, guardaron silencio. Se zafaron (“En pleito de elefantes, cualquier coletazo te tumba”, refranero dixit), o ellos serán los verdugos de Slim. Téllez ya se declaró contra los monopolios; esa agenda se contuvo. Los analistas bien pensados dicen que puede haber un interés legítimo, de Estado, para romper los monopolios. Los malintencionados recordaron episodios anteriores a 2006, cuando el empresario caminaba las calles del DF acompañado con un político que provoca ronchas en el gobierno de Calderón: Andrés Manuel López Obrador. ¿No estarán echando a Slim a los brazos del otro?



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