Opinion

Primera escena: El comisionado de Pesca, Ramón Corral, sonríe a los cuatro vientos mientras come, junto a otras personas, en un conocido restaurante del DF (sucedió ayer). Presume la disminución de 75% al aumento gradual del precio del diesel. Segunda escena: El titular de la Sagarpa, Alberto Cárdenas, dice a los reporteros (ayer) que la reducción “es oportuna y refleja la sensibilidad del gobierno federal para atender los reclamos sociales”. Tercera escena: El mismo Cárdenas afirma a la periodista Estela Livera que las marchas son cíclicas; que “cada inicio de año algunas organizaciones de productores presionan para obtener una tajada mayor”, y que no le tiemblan “ni las corvas, ni la mano, ni me voy a dejar presionar” (ver el próximo domingo en la tele Código 2009). Cuarta escena: Campesinos, pescadores, transportistas, partidos opositores brincan al escuchar que el diesel “aumentará menos”, y anuncian más movilizaciones. La pregunta no es cómo se llamó la obra, sino: ¿En qué obra actúan el comisionado y el secretario?

El presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), Enrique Castillo Sánchez-Mejorada, estuvo a punto de quedarse fuera del foro anticrisis del Congreso. A su llegada al Castillo de Chapultepec ofreció una entrevista banquetera y quedó rodeado por reporteros. Al terminar, se sorprendió: ya no tenía el gafete de invitado especial. El personal de seguridad no lo dejó pasar, por supuesto. Enfadado y sorprendido, tomó camino a la salida, pero alguien se apiadó de él y le dio uno de Prensa. Y así entró.

Hace una semana, José Cibrián Tovar, director general de la Comisión Nacional Forestal, prometió al aire con Carmen Aristegui que mostraría a varias organizaciones y a Alberto Székely, del Observatorio Ciudadano de Vigilancia Ambiental, la prueba de que ProÁrbol no es un fracaso a causa de errores y de actos de corrupción, como denuncian grupos ambientalistas, supuestos beneficiarios, especialistas, etc. Se organizó un encuentro en la Casa de la Cultura Jesús Reyes Heroles. Cibrián prometió llevar “las 100 auditorías” que, afirma, fueron hechas a ProÁrbol. La cita era para ayer. El funcionario no llegó. Cuando lo requirieron, dijo que la reunión era en el Colegio de Postgraduados, en Chapingo. En fin. El asunto es que mientras nadie da respuestas convincentes, las dudas se multiplican y de todas, como suele suceder, una es la mayor: Qué, ¿había mucho tráfico?