Opinion

No dejó de llamar la atención la convocatoria que lanzó el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador a los dirigentes del PRD, PT y Convergencia para postular a ciudadanos que en verdad defiendan los intereses de los mexicanos. La postura del tabasqueño es de suyo interesante, más aún cuando incorpora el matiz de apoyar a la persona “más facultada” para gobernar el país en 2012, o sea, cuando se elija al nuevo Presidente de la República. Y en primera persona, para que no hubiera duda, señaló: “No nos vamos a encaprichar” con los cargos públicos, porque igual “no podríamos estar bien posicionados para ese entonces”. No faltó quien interpretó que desde ahora, en el naciente 2009, López Obrador tiró la toalla sobre la arena política, y que anuncia de manera velada que no hay más suspiros por la silla presidencial que, asegura, le arrancaron en 2006. Todo está por verse.

Hoy se sabe que el equipo de colaboradores cercanos al secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, podría registrar una baja sensible en los próximos días. Se prevé la salida de Oswaldo Luna Valderrábano, jefe del Estado Mayor de la Policía Federal Preventiva, responsable de coordinar y planear la logística policial. El propio funcionario ha manifestado su decisión de renunciar al cargo por discrepancias con algunos procedimientos burocráticos y diferencias de criterio con los mandos de reciente ingreso a la corporación. Luna Valderrábano llegó al puesto de la mano de García Luna, con quien trabajó en el Cisen y la Agencia Federal de Investigación como analista, agente investigador y escolta. Para el reemplazo ya se barajan los nombres de algunos militares en retiro, con quienes la SSP mantiene pláticas en el contexto de la reestructuración de la Coordinación de Seguridad Regional, que se dará a conocer a fines de este mes, y a la que se prevé incorporar al menos a 10 ex militares de una veintena con la que se ha iniciado contactos.

De última hora, el canciller cubano Felipe Pérez Roque buscó un encuentro relámpago con el grupo de senadores mexicanos que se encontraba de viaje de trabajo en La Habana, sin saber que la mayoría de ellos ya estaba de vuelta en México, incluido el presidente de la Cámara alta, Gustavo Madero. En la isla sólo permanecían el priísta Renán Cleominio Zoreda; el panista Adrián Rivera, y la perredista Yeidckol Polevnsky. Cuando les llegó la invitación para el encuentro, Renán y Rivera no fueron localizados y sólo Polevnsky logró entrevistarse con el canciller. Así que la reunión acabó sólo entre dos.