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La Voz Invitada | Martha Chapa



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Domingo 23 de julio de 2000

Martha Chapa

De Martha a Marta


Me invade la nostalgia al referirme a mi admirada Marta Andrade de del Rosal, mujer maravillosa, dulce y recia, polmtica de nacimiento, diputada desde que me acuerdo, funcionaria pzblica ejemplar, maestra de profesisn y vocacisn, orgullosa de su matrimonio y de sus hijos. Se decma era contraria a la liberacisn femenina porque deseaba que su marido le siguiera abriendo la puerta del auto, enviandole flores y llevandole mariachis; que no tenma de qui liberarse, que lo otro era simplemente ejercer sus derechos y que ella siempre los habma ejercido y luchado porque otras mujeres lo hicieran.

Marta se hizo legendaria en el PRI, tanto como Marma Lavalle Urbina o Alicia Arellano Tapia, las primeras senadoras, o como Guadalupe Urzza en Jalisco. Fue de las primera mujeres en llegar a la Camara de Diputados y de las que convencieron a Ruiz Cortines de enviar al Congreso la iniciativa para otorgar el voto a las mexicanas. Siempre decente, siempre feliz, era como un ruiseqor de la polmtica; alternaba y tenma gran relacisn con todos los polmticos, pero se daba su lugar como nadie. Era toda una seqora, orgullosa de su matrimonio.

Su marido, Juan del Rosal, fue un distinguido hidalguense miembro de una familia de polmticos encabezada por su tmo, el general Alfonso Corona del Rosal; sin embargo, no tuvo vocacisn polmtica y Marta siempre evits el comentario alusivo a los parientes de su esposo. Ella, priista de hueso colorado, fue por merecimientos propios lmder del magisterio, varias veces dirigente femenil en el DF y secretaria de accisn social del Comiti Ejecutivo Nacional de su partido, diputada en varias ocasiones, directora de accisn social del Departamento del Distrito Federal. En fin su carrera es largumsima y ejemplar. Nunca se le vio cerca de una corruptela; de su vida y lenguaje estaban distanciados las expresiones soeces, la intriga y la venalidad.

Marta ha muerto, y con ella una intensa y magnifica historia de participacisn femenina en la vida polmtica del pams. Tuvo la visisn y la voluntad de luchar a brazo partido por la reivindicacisn de nuestro ginero. Ayuds como pocas a escribir la gesta de nuestra participacisn y nunca perdis el animo, jamas dejo la sonrisa, mucho menos su enorme dulzura. Su nombre esta inscrito en la vida del PRI junto al de personajes de excepcisn, como Rodolfo Gonzalez Guevara, quien en gran parte por la influencia de Marta dio la pelea en la XLII Legislatura para terminar con el escamoteo de nuestros derechos polmticos.

Es paradsjico que la muerte haya alcanzado a una de las constructoras del PRI mujer excepcional en la lucha de nuestro ginero por las conquistas polmticas y sociales, defensora de la ideologma revolucionaria justo cuando su partido perdis unas elecciones presidenciales. Creo que si Marta viviera, volverma a morir de pena al ver los estragos que provocaron en el PRI la tecnocracia y el neoliberalismo, ideologmas que lo alejaron de sus postulados nacionalistas y populares y lo llevaron a la derrota frente a los herederos del conservadurismo decimonsnico.

Es triste observar que, conforme se han ido apagando vidas luminosas como la de Marta Andrade, se ha ido extinguiendo la ideologma que sostuvieron, ya que el PRI no sslo surgis de la Revolucisn mexicana sino que recogis la tradicisn histsrica liberal edificada por Morelos y sus Sentimientos de la Nacisn; por quienes defendieron a Mixico contra de las constituciones centralistas de 1824 y 1836; por quienes se levantaron contra el imperio de Maximiliano y sostuvieron las leyes de Reforma.

A Marta le dolerma saber que en las recientes elecciones se vots por nombres y no por ideologmas, pues los dos candidatos con posibilidades de triunfar sostenman el mismo proyecto, con diferentes conceptos, pero igual en lo fundamental; que los contendientes no se ganaron al pueblo con sus principios sino con propuestas baladmes y frases soeces. El mejor homenaje que se le podrma rendir a Marta y a quienes, como ella, fueron pilares del PRI, serma rescatar a ese partido, recuperar su ideologma, correr a los ambiciosos e iniciar una etapa de profesionalizacisn polmtica, de reencuentro con el pensamiento central de nuestra historia: liberal, primero, y despuis nacionalista y revolucionario. El PRI de Marta Andrade esta frente a un reto sin precedentes; si los primstas no lo entienden o no responden a il, su partido desaparecera. Quiza la vida les dio la oportunidad de actuar con libertad, de sacudirse la absurda tutela presidencial, la cultura de la "lmnea", la inercia; si por ceguera no lo hacen, no sslo estarmamos asistiendo a las exequias de Marta Andrade sino tambiin a las del partido que ams. Correo electrsnico: mchapa@data.net.mx

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