Opinion

La Ciudad Monstruo tiene sus lugares-metonimia, es decir, esos fragmentos que descubren sus rasgos más importantes. Tepito es uno de los sitios donde el corazón palpita histérico y paranoico. La fama de barrio peligroso eleva la adrenalina. Y es que ahora parece una zona descafeinada de cierta manera, pues en años pasados fue el semillero principal de artistas, boxeadores, futbolistas, luchadores, líderes y actores.

Es como ir a otra ciudad con leyes propias donde la fuerza y el valemadrismo pueden ser una opción para sobrevivir entre leones. Es justo allí, en su estómago de piratería, ropa, zapatos, droga y electrodomésticos donde se ubica el comedor gourmet de los capitalinos.

En 1965, el señor José Luis Frausto (Tepito, 1944) abrió en Toltecas 12 el comedor de migas La Güera.

Aunque se encuentre enclavado en este punto, chilangos de todas partes del DeEfe llegan a degustar una sopa de pan con su respectivo hueso de pierna de cerdo y aderezadas con limón, orégano, chile cascabel y epazote.

Pero no sólo son capitalinos, también hay gente de Centroamérica, Europa y Asia que ha convertido a esta cocina en un punto referente de la Neo Tenochtitlán. Hay cualquier cantidad de formas de comerlo, el estilo lo pone uno. Algunos con lechuga, otros lo comen con una tortilla enrollada en la mano. Gracias a la inteligencia de las amas de casa, en la época de la Revolución, con las sobras de los alimentos, como el pan y la tortilla, crearon uno de los platillos que persisten hasta la fecha pues no en cualquier lado se comen, pese a ser de muy fácil elaboración.

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