Opinion

Por un lado están las escuelas y por otro los museos. Como espacios dedicados al conocimiento, entre ambos tendría que existir un puente sólido, máxime que México es una de las ciudades con más museos del mundo.

Bien utilizados, los museos son una herramienta invaluable para los maestros, tanto para que los alumnos adquieran nuevos conocimientos como para que refuercen y amplíen los que obtuvieron en clase. Y hay estudios que muestran que es raro que alguien que no haya entrado en un museo en la infancia se acerque a ellos de adulto, por lo que atraer a los públicos jóvenes es fundamental para éstos.

La semana pasada se llevó a cabo la quinta Feria de Museos, un esfuerzo encomiable por fortalecer el vínculo entre los museo y las escuelas. Fue en el Museo Tecnológico, en el bosque de Chapultepec, aunque cambia de sede cada año.

El encuentro lo organiza el Comité Permanente de Vinculación Museo + Escuela, en el que hay representantes de los distintos tipos de espacios museísticos que existen en nuestra ciudad, en colaboración con la SEP. Este año asistieron cerca de 80 museos.

Hubo un nutrido programa de talleres y conferencias. Asistí a la que impartió la maestra María Eugenia Constantino, titulada “Estrategias de acercamiento al arte moderno”. Me interesaba en particular porque alguna vez la vi dar una visita guiada a un grupo de niños y adultos Tojolabales en el Museo de Arte Moderno y me impresionó la manera en la que los involucró a pesar de que para la mayoría de ellos era la primera visita a un museo de arte.

Clara e inteligente, la conferencia abordó desde lo que se encuentra en un museo de arte moderno y su importancia para los estudiantes, hasta estrategias para maestros y padres de familia para lograr que la visita a un museo sea útil y amena.

La experiencia de visitar esta feria para alguien como yo, que casi vive en los museos, fue interesante.

A los museos de arte pasé a saludar a los cuates. Ahí estaban presentes los museos del INBA (Museo Carrillo Gil, Ex-Teresa, etcétera), los del Gobierno del DF (Museo de la Ciudad de México) y los privados (Dolores Olmedo, Fundación Jumex, etc.).

Los conozco de siempre, pero en esta feria los vi con otro rostro. Por ejemplo, el Palacio de Bellas Artes repartía un folleto con todas las actividades que organiza su Departamento de Servicios Educativos para grupos de preescolar, primaria, secundaria y sobre sus programas de actualización en el campo de la educación artística para maestros.

Me impresionaron.

Pero lo que me pareció más divertido fue enterarme de museos que ni siquiera sabía que existían. Aprendí que en el antiguo Templo de los Bethlemitas está el Museo del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. El espacio luce espléndido en fotografía.

Y hubo otros. Dos amables marinas me informaron que en el cuarto piso del Palacio Postal está uno de los Museos Históricos Navales. También me dieron trípticos sobre el Museo Numismático Nacional, el Museo Interactivo de Economía, la Casa del Poeta (Ramón López Velarde), el Museo Legislativo Los Sentimientos de la Nación, el Museo del Juguete Antiguo de México y el Museo del Automóvil. Si hablamos de museos, los hay de todo tipo, sobre todos los temas y para todos los gustos.

Lo único que no me gustó de la feria es que había poco público. Quizá se debe a que fui en la mañana.

A esa hora y en estas fechas la mayoría de los maestros trabajan.

Ojalá que la SEP, como rectora de tantos de nuestros museos y escuelas, encuentre un mejor horario para la realización de este importante encuentro que permita que se dé una verdadera sinergia entre estos dos esfuerzos educativos.