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Panorama Norteamericano | Eduardo Valle

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Sábado 10 de mayo de 2008

Primera semana de junio

El Partido Demócrata está dividido por líneas de raza y clase

Si quieren ganarle a McCain deben convencer a los blancos de cuello azul

La senadora Clinton bien podría renun-ciar a la búsqueda de la candidatura presidencial del Partido Demócrata en la primera semana de junio; cuando se cierre el ciclo de las elecciones primarias. Sólo un grave error de Barack Obama impediría que la suma de lo importante (voto popular, mayor número de triunfos en los estados, votos de delegados comprometidos, votos anunciados de “superdelegados”) otorgase al senador por Illinois la oportunidad de ganar la Casa Blanca.

Por si fuera poco, quien ya cometió ese error fue Hillary Clinton: en una entrevista con el diario USA Today, pues se refirió al débil apoyo para Obama entre “los esforzados trabajadores, blancos americanos”. ¿Blancos americanos? Así lo dijo al referirse a los trabajadores blancos “de cuello azul”, quienes votan en mayoría por la mujer blanca frente al hombre negro.

The New York Times ya se lo reprochó el día 9. Además, para tomar nota: Obama perdió Indiana por apenas unos cuantos miles de votos en una espléndida jornada con alrededor de un millón de votos.

Dos magníficos artículos de ese mismo día (Paul Krugman en The New York Times, “Pensando sobre noviembre”; y Dan Blaz en The Washington Post, “No espere que Clinton se retire antes de la decisión de los superdelegados”, aclaran los escenarios de corto y mediano plazo. Todo indica que el candidato será Obama. Mientras el editorial “El divorcio de los Clinton”, de la mesa de The Wall Street Journal, muestra la creciente distancia de la pareja ex presidente-senadora del aparato demócrata; y los poderosos obuses que serían dirigidos contra “la restauración de los Clinton” en la campaña general.

Con todo, como lo afirma Krugman, el Partido Demócrata está ahora dividido por líneas de raza y clase. Y si la senadora Clinton es una política seria y responsable, ella tiene de aquí a la primera semana de junio, y luego agosto para curar o, al menos, restañar las heridas. Desde la inmediata primaria en Virginia del Oeste y luego en Oregon, hasta llegar a junio y luego a la convención en Denver. Si los demócratas quieren ganarle a McCain deben convencer a los hombres y mujeres blancos de cuello azul y a los votantes independientes de que Obama merece el triunfo, más allá de su extraordinaria retórica. Y eso implicaría para millones de nuevos votantes y activistas acudir otra vez a las urnas en noviembre. Ese sería ahora el reto de Clinton y Obama. Y entonces resulta lógico esperar a la primera semana de junio.

Quien no tiene tiempo es el gobierno mexicano. Por una parte, el presidente Calderón podría no aceptar el sueño de los justos y al menos explorar la tesis de que la reciente ola de asesinatos de mandos federales, es resultado de “asuntos internos”. Si necesita más pistas duras, podría tratar con inteligencia lo ocurrido en la aduana de Manzanillo, cuando ésta se convirtió en la puerta de entrada de seudoefedrina y otras drogas en tránsito para Estados Unidos. Y también recordar el penoso incidente de la reaparición de cientos de millones de pesos en el caso Ye Gon. El “coopelas o cuello” tenía más vertientes de lo imaginado. El Presidente ignora la necesidad de investigar a fondo, ¿hasta en internet? Hay sorpresas.

Por la otra, el estatismo gaga de los “intelectuales en defensa del petróleo” cada día se pone en mayor evidencia. Quizás hasta Arnaldo Córdoba ya se dio cuenta de que las reformas a las leyes petroleras no implican la privatización de los campos de crudo y gas, sino la creación y fomento de una industria privada en la rama; lo cual incluye trabajos de exploración. Con todo, su respuesta es el absurdo: “Regresemos a los tiempos de cuando las toallas para secarse en los baños llevaban el sello Pemex”.

Los voceros objetivos de la mafia sindical (“¡Viva la Revolución Mexicana!; ¡Viva Ruiz Cortines!”) no paran de cantar desafinados y llorosos sobre la privatización; pero ahora podrían reconocer que el dominio inalienable de la nación-Estado sobre el crudo y el gas seco o asociado no está en la mesa de negociaciones. Y eso es lo principal en términos económicos. Cuando lo principal en términos jurídicos es, ni modo, la reforma a la Constitución y la real autonomía de gestión para Pemex. Exactamente lo que no quiso o no pudo promover el Presidente; al extremo de consolidar a cinco hijos putativos de Romero Deschamps en el consejo de la empresa.

El 5 de mayo en Milenio, Juan Pablo Becerra-Acosta publicó un comentario que finalizaba: “Venga: un poco de cojones”. Coincido con su contenido.

mvalle131@aol.com



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