Opinion

Mientras se busca una solución a la crisis del perredismo,en el interior de la corriente Nueva Izquierda, queencabeza Jesús Ortega, se analiza como posible salidala de dividir al partido

Cuando parece que la situación en el Partido de la Revolución Democrática no se puede poner peor, los perredistas se encargan de sorprendernos con su habilidad de maximizar lo complicado. Mientras se busca una salida a la crisis interna del perredismo —con el reloj en contra porque en cinco días termina la gestión de Leonel Cota—, en el interior de la corriente Nueva Izquierda, que encabeza Jesús Ortega, se analiza como posible salida la de dividir al partido, separarse en dos grandes bloques, desaparecer el actual Comité Ejecutivo Nacional y que el instituto tenga dos dirigentes nacionales.

Los Chuchos habían apostado en principio a que fuera el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) el que resolviera el destino de la elección del dirigente nacional perredista, pero entre las cúpulas de esa corriente interna hoy crece la propuesta de concretar la separación, de una vez por todas, de las corrientes lopezobradoristas.

Pero como no hay borracho que coma lumbre, los de Nueva Izquierda no quieren formar un nuevo partido; tampoco quieren irse al Partido Socialdemócrata, de Alberto Begné. Saben que son una fuerza real dentro del Partido de la Revolución Democrática y quieren separarse mediante una reforma estatutaria clara y que permita la coexistencia de dos grandes corrientes internas, cada una con su dirigente nacional y obligadas por mecanismos institucionales a consensuar las decisiones y posiciones del partido.

Sí, parece de risa pensar que pudieran ponerse de acuerdo si no lo han hecho ahora, pero la propuesta que cobra fuerza dentro de Los Chuchos para salir de la crisis es que el PRD quedara integrado por los dos bloques y éstos tuvieran a Jesús Ortega y Alejandro Encinas como sus dirigentes. Ambos tendrían que acordar a la hora de definir candidaturas, dependiendo de la fuerza de cada una de las corrientes; irían a las elecciones bajo el mismo emblema del sol azteca, pero, eso sí, cada uno con sus candidatos y su fuerza.

Ambos dirigentes, dice la propuesta, definirían posiciones frente a problemas de la política nacional y, en caso de no tener un acuerdo, pues simplemente cada uno fijaría la posición que más les convenga o en la que crean.

Para algunos líderes de Nueva Izquierda esa sería una medida radical, pero hay otros, muy cercanos a Jesús Ortega, que le dicen que sería la única salida digna que podría aceptar su corriente para superar el “cochinero” en que terminó la elección interna del sol azteca.

Porque el escenario de buscar un presidente interino, que vuelva a convocar a elecciones, Los Chuchos lo ven como una propuesta de las corrientes que apoyan a Alejandro Encinas, lo mismo que la salida que propone que Leonel Cota extienda su periodo más allá del 21 de abril, fecha en que termina oficialmente su encargo, y hasta que se logre una salida de la crisis.

Para Nueva Izquierda esas dos propuestas son “intransitables”, y bajo el argumento de que ellos son mayoría en el Consejo Nacional del PRD, que sería el órgano encargado de definir un interinato, afirman que ninguno de esos planteamientos pasará. Más bien hablan de la reforma estatutaria que permitiría la existencia de dos dirigentes nacionales y esa, dicen, la sacaríamos sin problemas.

¿Se imaginan a un PRD con una dirigencia bicéfala?

NOTAS INDISCRETAS… Otra crisis a la que no se le ve salida es a la que vive el Congreso por las tomas de tribuna que mantienen los lopezobradoristas del FAP. Todas las partes se están endureciendo y eso aumenta peligrosamente la tensión. El gobierno y el PAN con su línea de no ceder ni un día más de debate y con las expresiones de panistas “duros” como el senador Felipe González, que lanza amenazas de violencia física; el PRI y el endurecimiento de Manlio Fabio Beltrones para echar andar ya el debate de los 50 días; los perredistas y Andrés Manuel López Obrador con su intransigencia de no desalojar la tribuna si no les dan su dilatorio debate de 120 días. Todos se radicalizaron y los duros se impusieron desplazando cualquier posición moderada. De seguir en esa ruta, con posiciones extremas y radicales en los tres partidos, lo que viene sólo puede caer en el peligroso terreno de la violencia. ¿A quién le conviene eso? ¿Caerían el PRI y los radicales panistas en el juego de AMLO?... Contra lo que se ve hacia fuera, en el FAP no todo son miel sobre hojuelas. Si bien Andrés Manuel mantiene su cerrazón y amenaza con la toma eterna, el PT y Convergencia ya empezaron a presionar al tabasqueño para que busque ya una salida rápida a la toma; de lo contrario, dicen petistas y convergentes, el costo será alto para nuestros partidos y lo que hasta ahora se ve como un triunfo se convertiría en costosa derrota… Diría el buen Silvio que “lo más terrible se aprende enseguida”. Y parece que la frase aplica al senador del PAN, Marko Antonio Cortés, quien decidió emular a su colega priísta Jorge Mendoza, y decidió que, ante su próxima boda en Morelia, no tenía caso pagar un servicio de mensajería para mandar las invitaciones, si podía enviarlas a través de los servicios del Senado y con cargo al erario. Y ahí tienen que los invitados a la boda del senador panista empezaron a recibir las invitaciones a través de la mensajería pagada por el Senado con toda la pompa que la ocasión amerita: “Novios: María del Sol y Marko Antonio. Fecha: 31 de mayo 12:30; iglesia: Catedral de Morelia”. Y como colofón una romántica poesía de Nicolás Pauluk: “Te quiero no sólo por lo que sos, sino por lo que soy cuando estoy con vos”. Total el Senado paga… Capicúa de los dados. Escalera de la suerte.