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México y el mundo | Juan María Alponte

Kosovo: ¿Qué hacer con la historia mítica?

Profesor titular de la FCPyS de la UNAM, escritor y periodista. Ha colaborado en periódicos y revistas nacionales e internacionales. Ha escri ...




Los serbios son una minoría en Kosovo (10%) de una población de alrededor de 2 millones

Miércoles 26 de marzo de 2008

Kosovo: ¿Qué hacer con la historia mítica?

Los serbios son una minoría en Kosovo (10%) de una población de alrededor de 2 millones. Su declaración de independencia —con las fuerzas internacionales guardando el orden— plantea problemas sobre la significación real del “derecho de autodeterminación”, derecho que plantea un dilema fundamental: si el nacionalismo es superior a la nación o, si mejor se quiere, cuándo ese derecho hace posible una nación.

Lo cierto es que Serbia (capital Belgrado) no acepta de ninguna manera esa nueva república, porque Kosovo para los serbios es la memoria mítica de una batalla (la de Kosovo Polje) celebrada en 1389. Esa batalla es considerada por los serbios el centro de un proceso absoluto.

Ese año las tropas cristianas de Serbia se batieron en Kosovo contra el imperio turco (léase el islam), y por ello Kosovo es el escenario sagrado de una lucha en los Balcanes. Los cristianos fueron derrotados y el imperio turco y el islamismo gobernaron por cinco siglos en la región. Kosovo es la memoria sagrada y mítica de la resistencia. Nada puede cambiar para un serbio esa significación. Sabe que Serbia sólo tendrá remedio si se asocia a la Unión Europea. El gobierno de Belgrado no puede aceptarlo si es a costa de perder Kosovo. El mariscal Tito, después de la Segunda Guerra Mundial, vencedor de los nazis, creó la Federación Yugoslava estableciéndola así: seis repúblicas (Serbia, Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro y Macedonia) y dos provincias autónomas (Vovoidine y Kosovo). Todo ello se decidió en el cuadro de una guerra revolucionaria, un partido único (el comunista) y la supresión de todas las oposiciones, incluida la monárquica, cuyo líder, el general Draza Mihailovic fue fusilado en 1946 y el arzobispo católico de Zagreb condenado a trabajos forzados. Josip Broz (después Tito) era croata y en la Primera Guerra Mundial, por pertenecer a una región de soberanía austriaca, fue movilizado como austriaco y enviado al frente contra el imperio ruso. Herido y hecho prisionero, se incorporó en 1917 a la revolución rusa; se casó con una rusa y cuando regresó a Croacia se unió al partido y terminó siendo el líder histórico como Mariscal Tito.

Cuando lo entrevisté en Belgrado era ostensible que el sistema funcionaba por el poder personal, pero una larga conversación que tuve con los constitucionalistas me reveló que la Federación era inviable porque el partido único era la contradicción de una federación. A la muerte de Tito (1980) y la elevación al poder de Milosevic los problemas aparecieron. Fundamentalmente porque Milosevic, viejo comunista, entendió que sólo podía ser un líder real si se convertía en el líder serbio con la memoria de Kosovo. Esa incongruencia política era posible, por la inconsistencia de Milosevic, que encendería la guerra civil. Su conversión, de oscuro burócrata del partido a líder supremo, no pudo evitar las sombras de su pasado. Su padre se suicidó cuando Milosevic tenía 21 años. Por si ello fuera poco, su madre se colgó de una viga de su casa en 1974 y su tío, al que más quería, se suicidó también. En suma, Slobodan Milosevic, manipulando el nacionalismo y los nacionalismos, se transformó en una máquina de guerra civil que lo colocó ante el mundo y las fuerzas de la OTAN. La liquidación de la república federal creada por Tito ha sido definitiva y, Milosevic, convertido en el epicentro de los crímenes contra la humanidad, murió prisionero cuando se formulaba su juicio ante los tribunales internacionales. Sombras terribles de la paranoia del poder absoluto que, por una causa u otra, hicieron de las bayonetas el instrumento del poder. No habían leído a Talleyrand: “Las bayonetas —dijo— sirven para todo, menos para sentarse sobre ellas”.

alponte@prodigy.net.mx



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