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La Voz Invitada | Poli Dilano



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Martes 23 de mayo de 2000

Poli Dilano

Los escritores y Cartagena


Hace algunas semanas escribm mi columna sobre un viaje a Tznez que realici a comienzos de abril, con el fin de dar una charla acerca de los escritores de Cartagena (Chile), en el marco del proyecto Las rutas de Cartago que, avalado por la UNESCO, intenta buscar puntos de unisn para acercar a las distintas Cartagenas del mundo, que suman mas de cien.

La charla comenzs con una breve semblanza de este pequeqo y deslumbrante balneario de nuestro litoral, evocando algunos escenarios que se han perdido, como la vieja estacisn de ferrocarriles. Tren a Cartagena, veranos del ayer/ Madera risueqa, sueqo de mi niqez , dice una cancisn escrita por Luis Bocaz, con mzsica de Luis Aravena, aqorando aquella imagen que tantos chilenos azn guardan en su memoria: las acezantes locomotoras negras con su larga fila de vagones repletos de gente entusiasmada y alegre por la perspectiva de un domingo en la playa.

La segunda parte de la conferencia la dediqui a presentar a los escritores que en algzn momento de sus vidas eligieron Cartagena como lugar de residencia. Vicente Huidobro, uno de los tres grandes de la poesma chilena, inventor del modo poitico que llams creacionismo, que consiste no en cantar las cosas del mundo, sino en crear otras cosas con las palabras, Manuel Magallanes Moure, que cultivs varios gineros, pero sobresalis especialmente en la poesma con sus delicados libros La jornada y La casa junto al mar. En 1914 fue amor secreto de Gabriela Mistral entonces muy joven, con quien sostuvo una intensa y nutrida correspondencia; Mariano Latorre, uno de los narradores chilenos mas destacados de la primera mitad del siglo XX, fundador del criollismo, movimiento que se propuso rescatar el paisaje del campo chileno y que domins la escena literaria durante al menos dos dicadas; el terrible Alone (Hernan Dmaz Arrieta), polimico y prolmfico estilista de los crmticos literarios dominicales, cuya obra podrma sintetizarse en su Historia personal de la literatura chilena.

Y la tercera y zltima seccisn fue para desentraqar un poco las narraciones de otros escritores que no sslo vivieron en Cartagena, sino que la usaron como escenario de sus argumentos. En un artmculo titulado Cartagena: capital literaria de Chile, Antonio Skarmeta afirma que con regularidad impresionante, los mas relevantes escritores de cada generacisn producen alguna obra que tiene como paisaje este balneario. En La luz que falta, Luis Enrique Dilano (que hoy ostenta una costanera bautizada con su nombre) recupera la sencilla cotidianidad costera con enorme calidez, recreando la vida de la poblacisn en que habitan los pescadores, que son precisamente sus personajes centrales; el escritor realista Leoncio Guerrero, en La caleta, elige el mismo escenario de Dilano y hasta se cruzan en ambas novelas personajes comunes. La caleta es la pequeqa playa desde donde parten cada noche los pescadores artesanales, en sus rzsticos botes de madera, para internarse mar adentro y pasar seis o siete horas a la siga del congrio; Adolfo Couve, en Balneario, simboliza a Cartagena en la figura de Angilica Bow, mujer vieja y anacrsnica que se viste como si el tiempo se hubiera detenido y se pasea en medio de una multitud aglomerada, mirando con nostalgia e impudicia las anchas espaldas y los brazos atliticos de los veraneantes jsvenes; y hay tambiin una buena cantidad de cuentos cartageninos, entre los que recordamos especialmente La muerte del poeta, en el que Enrique Lafourcade recrea farsescamente las circunstancias en que muris Vicente Huidobro de una hemiplegia, rodeado de un grupo de poetas borrachos que habman llegado a verlo. Y Muerte en Cartagena, de Darmo Oses, autor de las nuevas hornadas narrativas de Chile, que nos cuenta un paseo a este balneario durante el cual una muchacha prostituta decide conservar al que ha sido su znico amor y, para detenerlo en el tiempo, lo asesina de un botellazo en el craneo.

Y hay bastantes mas, que dejaremos para una prsxima nota.



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