Opinion

Como les comenté hace un par de semanas, el Museo Nacional de la Estampa está presentando la exposición. Libro-objeto. Ejemplares . Vale la pena visitarla.

Hay varios motivos por los cuales aventurarse en el centro de la ciudad de México a ver esta exposición, empezando por la oportunidad de disfrutar una visita a la Plaza de la Santa Veracruz, con sus dos museos y sus dos iglesias.

También es una buena oportunidad para ver libros de artistas, libro-objeto o como quieran llamarle a las obras que funden texto e imagen. No es una experiencia común.

La última gran exposición de libros de artista que recuerdo fue El arte de los libros de artistas, cuatro décadas en la Biblioteca de México en 1999, aunque el interés por estas obras interdisciplinarias va en aumento, incluso hace un año se llevó a cabo el Encuentro de y sobre Libros de Artista en Pátzcuaro, en el que participaron Lourdes Bates, Martha Hellion, Raúl Renán y Manuel Marín.

Sin embargo, la verdadera razón para ir a ver esta exposición es que es muy buena.

Lo primero que me llamó la atención de la muestra rebasa su propio título.

La curaduría de Fernando Delmar no se limitó a las definiciones tradicionales del libro-objeto, sino incluyó instalaciones, videos, foto de acciones y hasta telas para invitarnos a compartir la reflexión amplia y generosa que hacen estos artistas sobre el texto.

Sin desbordarse de su propio eje, esta exposición nos da más de lo que promete, mostrando que el anhelo de varias generaciones de artistas de eliminar las fronteras entre las distintas disciplinas, hoy es una realidad.

Quizás uno de los factores que hacen que esta sea una exposición de muy buen nivel, es que incluye artistas que han reflexionado sobre el texto durante muchos años.

Erick Beltrán, por ejemplo, presenta una instalación basada en una acción que realizó en Chile, donde seleccionó citas de diversos autores, incluyendo poetas, novelistas y teólogos sobre el tema del destino, y pintó los datos de la referencia de estos textos en la Biblioteca Nacional de Chile en varias calles. En su instalación uno se sumerge en un cuarto negro inundado por las palabras del destino.

También está el caso de Nathalie Regard, que lleva años documentando sus sueños en pequeñas libretas apaisadas, resguardadas del público por una vitrina. En esta exposición el espacio es un elemento importante, pero también lo son la imaginación y el juego.

Mariana Castillo presenta una instalación muy sutil en la que reúne una serie de libros sobre libros imaginarios, entre los que también hay algunos que no han sido escritos, pero que ella ya inventó e incluso les diseñó portadas.

Podría seguir describiendo las obras: las sorprendentes fotos de personas con libros en la espalda que parecen alas de Peter Wüthrich, o las hojas del libro The Murders in Rue Morgue intervenidas por Jorge Méndez Blake. Debería escribir sobre los trabajos de Lorenzo Ventura, Ricardo Cuevas, Martacarmela Sotelo, Aníbal Delgado, Pablo Rasgado y Marcelo Balzaretti, pero el espacio me lo impide. Baste decir es una excelente exposición y que es un gusto ver que las instituciones por fin están aceptando los libros de artista.

Atenta invitación

Mañana sábado, a las 12 del día, en Pinto mi Raya (González de Cosío 17, colonia Del Valle, teléfono 5523-0419), Gladys Villegas va a presentar su libro La imagen femenina en artistas mexicanas contemporáneas, editado por la Universidad Veracruzana.

En la mesa participarán la autora, Carla Rippey, Edith Medina, Francisco Robles Gil y yo seré moderadora. La entrada es gratuita. Será una buena oportunidad para hablar sobre cuestiones de arte y género.

www.pintomiraya.com.mx

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