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Estrictamente personal | Raymundo Riva Palacio

Viejo cochambre



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Viernes 29 de diciembre de 2006

Viejo cochambre

Un proyecto portuario en Baja California revive las sospechas de corrupción y tráfico de influencias del gobierno foxista

ENSENADA, BC.- Muchos sabían que Ernesto Ruffo era un político inteligente, pero pocos imaginaban, que como empresario resultaría visionario. Al arrancar su sexenio, el presidente Vicente Fox lo nombró comisionado para Asuntos de la Frontera Norte, un cargo absolutamente ocioso y oneroso para los mexicanos. Pero para Ruffo, ex gobernador panista de Baja California en 1989-1995, fue como si hubiera aterrizado en un trampolín. El 25 de septiembre de 2002 la vida le cambió.

Ese día, como parte de las tareas sin destino nacional que solía realizar, hizo un recorrido por el puerto de Long Beach, California, donde encontró su idea de El Dorado. El gran puerto, principal punto de entrada de todos los productos de Asia, estaba saturado. En condiciones similares se hallaba otro cercano, San Pedro. Diez meses después, la vida de Ruffo cambió radicalmente.

El 23 de julio de 2003, renunció a su cargo aduciendo motivos de salud. Empezó su nueva aventura. Con un desembolso de 3 millones de dólares compró mil 315 hectáreas en Punta Colonet, un puerto secundario de buen calado (17 metros de profundidad) y 10 mil hectáreas de terrenos planos a 240 kilómetros de Tijuana, lo cual llama la atención debido a la posición gubernamental que había ocupado. Ruffo anunció que adquiriría otras 500 hectáreas en ese desarrollo que empezó a promoverse desde el gobierno al que él sirvió. De acuerdo con una investigación del ex priísta, Jaime Martínez Veloz, los socios de Ruffo son un constructor privilegiado por gobiernos panistas, Roberto Curiel Ortega, con quien fundó la empresa Puerto Colonet Infraestructura que busca controlar toda la construcción del nuevo embarcadero, y Héctor Moisés Calderón, accionista de la inmobiliaria que vendió los terrenos, y Juan Manuel Chávez García, con quienes creó otra empresa, Integradora Baja Aeropuerto, que adquirió 3 mil hectáreas para construir un aeropuerto internacional de carga.

Los mexicanos no van solos en el proyecto, de hecho ellos van al frente, dado que los inversionistas extranjeros no pueden tener título de propiedad sobre extensiones costeras. El operador del puerto, de acuerdo con un permiso que firmó el gobernador también panista de Baja California, Eugenio Elorduy, en marzo pasado, será Hutchinson Port Holdings, que opera actualmente los cuatro puertos más importantes de México; Veracruz, Manzanillo, Ensenada y Lázaro Cárdenas, además de contar con dos concesiones en el Canal de Panamá. Esta empresa pertenece a Hutchinson Whampoa, propiedad de Li Ka Shing, uno de los hombres más ricos del mundo que comenzó con la especulación bursátil en Hong Kong, sobre la cual edificó un imperio que integra la aviación (controla Air Canada), telecomunicaciones, generación de electricidad, biotecnología, petróleo, hostelería, construcción, medios de comunicación. El sector portuario, que representa la tercera parte de sus ingresos anuales.

El círculo de socios se cierra con Union Pacific, una de las empresas ferroviarias más importantes de Estados Unidos, que no sólo operaría toda carga por tierra de Punta Colonet a Estados Unidos, sino que realizaría el trazo y colocación de vías ferroviarias en dos sentidos entre ese puerto y San Isidro, California. Union Pacific parece un socio más que natural dado que el nuevo proyecto portuario busca sacar provecho de la saturación de los puertos californianos y el Tratado de Libre Comercio. No sólo es quien más opera a lo largo del Pacífico, sino además tiene entre sus miembros del Consejo de Administración, al ex presidente Ernesto Zedillo, que durante su administración privatizó el sistema ferroviario y puso en venta los derechos de vía.

El proyecto es redondo. Long Beach y San Pedro tienen 27 terminales principales de carga y accesos ferroviarios fáciles. En Punta Colonet se tiene pensado instalar 17, que serían más del total que se tienen en todos los puertos mexicanos combinados hoy en día. Los dos puertos californianos manejan 40% de toda la carga que llega a EU y 80% de todos los productos que llegan de Asia entran al mercado estadounidense por sus terminales. Pero ya no dan para más. En 2004, 50 buques provenientes de Asia con 75 mil contenedores a bordo estuvieron sin descargar seis días, lo que les produjo pérdidas mayores a los 50 mil dólares diarios a cada uno.

Las posibilidades portuarias del noroeste mexicano fueron vislumbradas en el foxismo, allanándose el camino, deliberada o inopinadamente. Martínez Veloz asegura que 70% de todos los contenedores descargados en California llegan de acuerdo con las disposiciones del Programa de Seguridad de Contenedores, que es un puerto estadounidense creado para que la revisión de la carga sea en los países de embarque, facilitando así un comercio más expedito.

En 2005, el gobierno de México suscribió con Estados Unidos y Canadá la Alianza para la Prosperidad y el Progreso, paraguas de acciones metalegales, cuya aprobación y ejecución no pasa por el Legislativo, sino permanece en el Ejecutivo. Entre los puntos relevantes se encuentra precisamente la instauración de puertos fronterizos estadounidenses sobre territorio mexicano para efectos de carga, a fin de que se mantenga rápido el acceso de los productos al mercado estadounidense dentro de las nuevas regulaciones de seguridad derivadas de los ataques terroristas en 2001.

Punta Colonet es uno de los principales desarrollos que tiene en la cabeza el nuevo gobierno. Desde el punto de vista estratégico, es una gran acción empresarial que sacará provecho de las debilidades del sistema portuario norteamericano. Lo malo es el cochambre de siempre. La presencia tan relevante de Ruffo en el proyecto vuelve a oscurecer la forma como actuó la administración foxista, llena de sospechas de corrupción y conflictos de interés. El gobierno de Calderón tiene que actuar con claridad si quiere un deslinde de esas tan cuestionables prácticas del foxismo.

rriva@eluniversal.com.mx

r_rivapalacio@yahoo.com



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