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Líderes en las PYMES | Eduardo Torreblanca Jacques

Nace la primera incubadora de empresas en el sector rural



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Miércoles 22 de noviembre de 2006

Nace la primera incubadora de empresas en el sector rural

Hija del Instituto Politécnico Nacional, nace la primera INCUBADORA DE EMPRESAS EN EL SECTOR RURAL de México. No podía ser de otra manera si tomamos en consideración que al menos 140 de las 240 incubadoras de empresas que funcionan en México han adoptado la metodología que surgió a partir del año 1995 en esta institución pública de estudios medios y superiores en el país.

La historia tiene que remontarse a la experiencia incipiente iniciada en 1993 cuando el IPN celebra un convenio con el CONACYT para acercarse a un modelo de incubación de empresas. Al principio lo que se hizo fue copiar modelos, básicamente los norteamericanos, existentes como adecuados en el mundo de aquel entonces.

Pero los funcionarios y académicos del IPN hicieron evolucionar esos modelos implantados en un inicio y a partir del año 1995 ejercen el surgimiento de un modelo propio, mexicano, tropicalizado. Un modelo que a partir del 2003 fue reconocido por la Secretaría de Economía como aplicable al resto del país con un éxito tal que, como he expuesto, 140 de las 240 incubadoras con reconocimiento oficial han adoptado el modelo politécnico.

Pero había que ir más allá y desde el año anterior los teóricos y consultores del IPN en su incubadora, con vocación a hacer nacer empresas dentro del sector de la tecnología de avanzada, quisieron aplicar un modelo propio en el sector rural que se caracteriza por la pobreza en la que se desenvuelve.

El modelo fue implementado desde el año pasado en dos experiencias que a la fecha demuestran su viabilidad. En uno de los casos se trata de una comunidad ciertamente muy marginada en el estado de Oaxaca, hoy de tristemente célebre presencia en la vida nacional e internacional.

Se trata de una comunidad que en el valor de la accidentada geografía del estado tiene una característica que le condena, en apariencia, a vivir en la desgracia. Hasta donde se puede llegar con vehículo no es suficiente para el traslado de mercancías. Hay que seguir caminando con brecha y por si ello no fuera complicación suficiente, al término de la brecha hay que salvar otro obstáculo: un barranco con profundidad superior a los 50 metros.

Esa comunidad, paupérrima como podrá usted imaginar, lleva más de 15 años buscándole cómo salir de la miseria ante el desánimo y casi desatención absoluta de su gobierno estatal y la ignorancia del Federal.

En una de las experiencias relativamente exitosa, los miembros de la comunidad determinaron la crianza de cerdos. Los animalitos fueron capaces de ser trasladados y bajados con salud por ese barranco de más de cincuenta metros, pero para el caso de que los animales ganaron el peso buscado, el asunto de la subida del barranco fue alto verdaderamente tan complicado que los cerdos acabaron como festín carnívoro de la comunidad, exhausta por tratar de subir esos animalotes rechonchos por esos riscos inclementes.

A esa comunidad, por alguna razón que desconozco. Llegó FILIBERTO VAZQUEZ del IPN quien platicó al director general de la incubadora del poli de la presencia de un producto muy exitoso de aquellas mujeres, porque ha de saber usted que las mujeres son las que dominan en esa comunidad ausente de hombres, al menos de hombres sobrios y responsables.

Se trata de un producto jabonoso que la comunidad comenzó a utilizar desde hace muchos años. Un chayotillo que se da con relativa generosidad en la zona se hierve obteniendo del proceso una suerte de espuma con valores de limpieza notorios. En la comunidad se usa para lavar la ropa, pero luego del análisis de los especialistas de la incubadora del IPN se dieron cuenta que ese producto puede plasmarse como jabón para la ropa o para jabón para el cabello y para el cuerpo.

Los productos han sido particularmente exitosos sobre todo para los extranjeros que gustan comprarlos para llevárselos a sus países de origen como un jabón de cualidades excepcionales y orgánico.

Claro que para conseguir que el chayotillo siguiera dando para su uso industrializable tuvieron que “domar” al vegetal y reproducirlo de manera autosustentable porque no hacerlo de esa manera garantizaba precisamente que la comunidad no solo se quedara sin industria, sino también sin el chayotillo como materia prima.

Una vez “domado” el vegetal, y garantizando la sustentabilidad de su industria tanto el shampoo para cuerpo como para el cabello y la ropa se venden bien con posibilidades de extender los productos primero a nivel nacional como a nivel internacional.

Las cosas pintan bien para las madres de aquella comunidad Oaxaqueña, para 20 cooperativistas y otras tantas que prestan su trabajo. Los ingresos mejoran y los hombres, que para poco sirven prácticamente no son necesarios.

EL producto se llama por cierto, NISBIAA, que en el dialecto correspondiente significa AGUA QUE LIMPIA.

La segunda experiencia exitosa se lleva en una comunidad pobre de Michoacán con productos derivados de las frutas que con más generosidad se dan por aquella región del país. La comunidad de CUAGUYANA ya tienen sus productos de fruta, mermeladas y otras calamidades. Van reproduciendo la experiencia Oaxaqueña que tanto ha cambiado a la comunidad de QUIATONI y con ella la licencia de la Secretaría de Economía de “exportar” el modelo de incubadora de empresas rurales para el resto del país.

Hecho en el IPN, orgullosa y 100 por ciento mexicano. Si usted quiere saber más de esta experiencia que lleva el equipo que incubación que encabeza el ingeniero OSCAR SUCHIL puede comunicarse con



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