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Tenochca revelado | Jorge del Villar

Sobre el crimen

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La Secretaría de Seguridad Pública acaba de inaugurar un sistema informático que permite obtener datos de manera inmediata sobre miles de maleantes

Miércoles 22 de noviembre de 2006

Sobre el crimen

La Secretaría de Seguridad Pública acaba de inaugurar un sistema informático que permite obtener datos de manera inmediata sobre miles de maleantes. Qué chido porque los tres elementos que se requieren para acabar con la delincuencia son: información, información e información. Las autoridades deben ser capaces de recabar información y procesarla de manera rápida. De hecho, ya existe una inmejorable fuente de datos que cuenta con la información hasta del más pequeño detalle de todos los crímenes cometidos. Sin embargo, casi no se utiliza. Sorpresivamente, dicha base de datos somos nosotros, los ciudadanos. Por cada crimen que se comete, hay cientos de observadores que son testigos de cada uno de los pasos que realizan los plagiarios. Ahí está el caso de los secuestros. Entre el boticario que vende el formol o bisturís a alguien que evidentemente no es paramédico; los peatones que atestiguan cómo encajuelan a un pobre cristiano o los vecinos que observan actividad anormal en la vivienda en donde esconden al cautivo, se podría reconstruir paso a paso cualquier acto delictivo. Lo que falta es un canal confiable entre los ciudadanos y las autoridades.

En el Senado, el Santicho Creel también se ha interesado en la materia y propuso entre otras cosas, dar seguimiento a los criminales que salen del tambo. Debido a que el 80% de los plagios se realizan por rateros reincidentes, su bancada considera importante seguirles la pista a quienes ya cumplieron su condena. Ojalá que esta medida sí se apruebe y se expanda a la tira. La neta es que nadie sabe lo que hacen los policías cuando dejan sus encargos.

Otra propuesta del Santi es la pena máxima para secuestradores. De primaras oídas suena rete chido. Sin embargo, analizando un poco más de fondo y poniéndose en los zapatos de los secuestradores, si obtuviesen el mismo castigo por secuestrar que por asesinar, igual y les redituaría más siempre asesinar a sus víctimas, después de cobrar el rescate. Ultimadamente, sus víctimas son quienes pueden dar la información necesaria a la tira que conlleve a su captura. Por eso, sería mejor consultar a varios especialistas en economía del crimen antes de aprobar esta iniciativa. No vaya a terminar saliendo más caro el caldo que las albóndigas. De todas formas, qué bueno que distintas instituciones se estén preocupando por este problema que se ha expandido por todo el país. tenochcappintado@yahoo.com.mx



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