aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Sexualidad | Patricia Kelly

Valientes voces que no quieren callar


En diciembre de este 2006 se cumplirá un año de que Lydia Cacho fuera agredida y amenazada por haber escrito el libro Los Demonios del Edén, en el que abiertamente acusa a Jean Succar Kuri del abuso sexual contra menores, además de formar parte de una red de pederastas a escala internacional

Miércoles 22 de noviembre de 2006

Valientes voces que no quieren callar

En menos de un año, dos mujeres periodistas han denunciado con su trabajo profesional los crímenes pederastas que se comenten principalmente con los niños de nuestro país. La primera fue Lydia Cacho, la segunda Sanjuana Martínez.

En diciembre de este 2006 se cumplirá un año de que Lydia Cacho fuera agredida y amenazada por haber escrito el libro Los Demonios del Edén, en el que abiertamente acusa a Jean Succar Kuri del abuso sexual contra menores, además de formar parte de una red de pederastas a escala internacional.

Como lo hemos afirmado en otras ocasiones, estas redes no se mantienen sin la complacencia de un fuerte poder económico y político. El libro de Cacho citó los nombres de varios personajes de la política y la alta sociedad mexicana que infructuosamente intentaron callarla. Su actitud no es meramente periodística; su conducta, su fuerza y su valor son ejemplo de coherencia y compromiso con las mujeres, los derechos humanos y la búsqueda de la justicia.

Algunos antecedentes

Desde hace varios lustros, autores como el español Pepe Rodríguez, se dieron a la tarea de denunciar las irregularidades en la vida de los ministros de la Iglesia católica, cito dos ejemplos: La vida sexual del clero, que habla de la falta de ética y moral de muchos sacerdotes que expresan patológicamente su sexualidad, y en el que el autor pregunta: ¿es valido exigir el celibato?

Otro texto no menos impactante es Pederastia en la Iglesia católica, con prólogo del padre Alberto Athié. El texto habla de casos rigurosamente documentados en Chile, España, Francia, Estados Unidos y por supuesto México. En concreto se refiere al caso del padre Marcial Maciel. Pero en esencia, Rodríguez cuestiona por qué la alta jerarquía de la Iglesia Católica, incluido el Vaticano, niega, defiende y protege a los agresores sexuales de menores.

Otro ejemplo

Ahora Sanjuana Martínez, periodista mexicana, autora de Manto púrpura, editado por Grijalbo, se adentra en un tema hasta hace algunos años intocable en México, los abusos sexuales dentro de la Iglesia católica.

El libro dedica muchas páginas a recoger los testimonios de víctimas de abusos sexuales de sacerdotes y ofrece nombres, lugares e historias que parecen sacadas de un cuento de terror. ("No se pueden llamar representantes de Jesús si te están destruyendo la vida"). Estos delitos se han cometido desde hace muchísimos años, pero no se denunciaban. Cuando la familia afectada, cuando los padres del menor se dirigían a las autoridades eclesiásticas, éstas sugerían guardar silencio para "no dañar a la Iglesia".

Además, curiosamente los delitos denunciados frente a las autoridades no avanzaban o los expedientes desaparecían inexplicablemente. Si los denunciantes insistían, se buscaba desprestigiarlos o poner en tela de juicio los testimonios de los menores ("me gritaban ´el calientasotanas´").

No hay que olvidar que esta fue una de las estrategias seguidas para acallar el escándalo del padre Maciel. Ridiculizaron a los denunciantes, los agredieron, incluso se llegó a hablar de riesgos con su vida, pero el tiempo, las pruebas y las valientes denuncias les dieron la razón. Hoy, aunque no fue entregado a la justicia, el padre Maciel está impedido de ejercer su oficio sacerdotal.

Sanjuana Martínez denuncia en su libro la impunidad de la que gozan los sacerdotes delincuentes en nuestro país, a donde incluso, son enviados los agresores de otras naciones para que los escándalos generados se olviden, pero sobre todo para que la justicia no los alcance. Es bien sabido que los curas denunciados son trasladados a parroquias distintas o bien a países donde los protejan. En un capítulo completo, Sanjuana habla de lo que llama fast track de curas pederastas, pues muchos nos llegan de Estados Unidos.

La periodista ofrece una lista de nombres y lugares donde han sido referidos algunos delincuentes. Al final ofrece un anexo con más de 500 nombres, algunos hasta con fotografía y los cargos que existen contra ellos. ("Qué fácil es lavarse las manos y poner en peligro a miles de niños mexicanos. Es una auténtica tragedia. Es un crimen contra la humanidad dejar que depredadores sexuales sigan siendo curas").

El libro Manto púrpura pone el dedo en una herida abierta recientemente. Por primera vez en la historia nacional, una corte estadounidense acusa a un cardenal de encubrimiento a pederastas. El acusado es el padre Nicolás Aguilar, y como su encubridor se señala al cardenal Norberto Rivera. Además se suman otros cómplices como el cardenal Roger Mahony, el arzobispado de Los Ángeles, la diócesis de Tehuacán y otros. A todos ellos se les imputa: negligencia, supervisión negligente, omisión de advertencia, contratación negligente y mantenimiento negligente de la misma, conspiración civil, acusación intencional de sufrimiento emocional y asalto sexual. La denuncia la hace un sobreviviente, Joaquín Aguilar, quien señala a Nicolás Aguilar Rivera como su violador, pero acusa al cardenal Rivera de no haber actuado para detener al depredador que sumó en México y Estados Unidos 90 denuncias por abusos y violaciones a menores. Nada más lo cambió de parroquia y luego lo sacó del país.

("El Departamento de Investigaciones de Abusos Religiosos en México divulgó que 30% de los poco más de 14 mil sacerdotes activos del país cometían algún tipo de abuso sexual contra sus feligreses").

Este intercambio de curas pederastas entre Estados Unidos y México, ha dado por resultado un gran abuso en los grupos latinos. Con el pretexto de denunciarlos, muchos migrantes nacionales tienen que guardar silencio y no acusar a los agresores ya que está de por medio su estadía en la Unión Americana. ("Los pobres buscan a la Iglesia para que les dé esperanza. Algunos sacerdotes dan esperanza, pero bajo el alto precio de perpetrar abusos sexuales contra los niños. Esto tiene que terminar y la tolerancia cero significa empezar por las parroquias. En las iglesias de California tenemos charlas para que los demás escuchen las historias de nosotros los sobrevivientes, y para que se quite el miedo y se asuma con respeto el sufrimiento de las víctimas. Hay que hablar, es la única manera de terminar con este cáncer de la Iglesia").

El libro de Sanjuana Martínez provocará una gran incomodidad en las conciencias que con su silencio se han hecho cómplices de estos agresores que nada tienen de divinos y sí mucho de humanos. El Manto púrpura es una valiente e indispensable denuncia que también liberará a muchas personas que por años han callado, que se han creído las únicas víctimas, protegiendo así a su cura agresor. Son tantas las víctimas, que se han agrupado en la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes (SNAP, sus siglas en inglés), ahora con una sede en nuestro país.

¿Tienes algo que aportar? Escríbeles a snapmexico@aol.com

Fax: 5424-0771.

patricia.kelly@eluniversal.com.mx



PUBLICIDAD.