Opinion

El pasado 4 de agosto -tras estar casi un año en estado vegetativo a causa de un paro respiratorio- falleció en la tranquilidad de su hogar, acompañado por su esposa Anne, nuestro querido Nicolás Sánchez-Osorio.

USTEDES RECORDARÁN que hace casi un año (en septiembre), Nicolás, quien era asmático, sufrió un paro respiratorio durante un viaje a Buenos Aires, lo que le provocó falta de oxígeno en el cerebro. Cuando su estado físico se estabilizó y pudo viajar, Anne lo trasladó a México y lo instaló en su casa con todos los cuidados y atenciones necesarios.

Anne llamó el sábado por la mañana para darme la noticia, y avisar que el velorio sería en su casa, después de las cuatro de la tarde, así que asistimos con puntualidad a presentar nuestros respetos a Nicolás y el pésame a Anne, quien está bastante afectada; tal como me dijo: "El simple hecho de tenerlo aquí en la casa era gozar su compañía".

Ahí nos encontramos con Diego Matthai, Jorge Loizaga y Mauricio Madero, más tarde llegaron José Adolfo e Ivette Murat, papás orgullosos de la pequeña Nadine; Jana, hija de Nicolás y Lourdes Quintana; Aurelia Haut de Sigy y su esposo Alexandre, quien con rapidez empezó a colocar velas por toda la sala.

Nicolás nació en Puebla y empezó la crónica social en periódicos como El Heraldo y Novedades, siendo de los pioneros en este género. Después fue director de VOGUE México y fundó, hace 20 años, la revista Casas y Gente.

En más de una ocasión tuve oportunidad de colaborar en lo profesional con Nicolás, desde Novísimo, cuando me encargó entrevistas y artículos, hasta la cena que ofrecimos para Mario Vargas Llosa con motivo de la presentación en México del libro Diario de Irak.

En lo personal, Nicolás siempre fue un gran amigo, cariñoso; él me llamaba Kitzita y yo le decía tío Nico, y nos reíamos de nuestros respectivos apodos.

Creo que el día que vi más contento a Nicolás fue cuando recibió la orden de la Legión de Honor de manos del entonces embajador Philippe Faure; en broma le decíamos que era el poblano más francés que conocíamos.

La misa fúnebre se celebró en la iglesia del Pronto Socorro con un coro bellísimo. Estuvieron presentes Agustín Barrios Gómez Segues y Patricia, su mamá; Viviana Corcuera, Juan Sánchez Navarro, Roberto Humphrey, Manuel Espinosa Brannif, Chuy Almada, Joe Slim, Pedro Friedeberg, Alfonso López Negrete y su hija, Roberta. Además, Manuel Chacón, Lourdes y Patricia Quintana; Aurora López de Ortigosa -quien fuera su segunda esposa-, los fundadores del Centro de Estudios Superiores San Ángel, Rafael y Luz María Guerrero -con quien Nicolás negoció una beca para un muchacho que quería estudiar la carrera de hotelería-, Carlos y Lupe Ramos Cárdenas, Claudia Azpiri, Luis Gálvez, Martín Foley -quien llegó a pesar de la lluvia torrencial y de las más de 2 horas de tráfico en el Periférico. También hubo grandes ausentes (a quienes ni siquiera me voy a molestar en mencionar) que deberían de haber estado presentes por la amistad, apoyo y puertas que Nicolás les abrió.

DESPEDIDA para Annette Ramírez de Arellano. Y en muy petite comité Alejandro Escudero y Christina Ramírez de Arellano le organizaron a Annette una cena íntima para despedirla, ya que parte a vivir un año en Madrid después de haber trabajado con dedicación en la Fundación Venconmigo. Esperamos mantenernos en contacto ya que es alguien a quien quiero y admiro mucho. ¡Hasta la próxima!