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Cinecrítica | Tomás Pérez Turrent

´El amo del viento´ es un retrato exacto y cariñoso de Burt Munro


Burt era el dueño de una vieja moto Indian Scout, circa 1920

Viernes 11 de agosto de 2006

´El amo del viento´ es un retrato exacto y cariñoso de Burt Munro

Burt Munro era viejo (murió en 1978) y enfermo, vivió de su pensión en un cobertizo en un remoto pueblo en el sur de Nueva Zelanda. Pero también, era entusiasta, mujeriego, narrador de anécdotas fantásticas, determinado, fanático de las motos y de la velocidad. Roger Donaldson, quien comparte ese amor por las motos, ha hecho una película que se puede definir como un road movie muy lento, con momentos de una velocidad alucinante.

Burt era el dueño de una vieja moto Indian Scout, circa 1920. Pasó 25 años de su vida transformándola de una vieja máquina que con suerte llegaba a 80 kilómetros. por hora a un verdadero bólido. En 1962 logró hacer el viaje de Nueva Zelanda a Bonneville Salt Flats, Utah, donde batió récords, corriendo a más de 200 millas por hora (aproximadamente. 320 kilómetro). Ese viaje fue solamente el primero de nueve visitas, ganando carreras año tras año. De hecho en 1967 impuso un récord de velocidad para motocicletas de menos de 1000 cc que hasta la fecha no se ha superado. La película de Donaldson describe su primer viaje, el que para Munro fue un verdadero viaje hacia lo desconocido.

Además de su desbordante y obsesivo entusiasmo, Burt Munro era intrínsecamente ingenuo y sencillo. Para él ningún problema era insuperable, y lo resolvía sin complicaciones, paso a paso. Por ejemplo, al descubrir que a su moto le faltaba peso para mantenerla estable, pidió 20 baterías de automóvil para fundirlas y hacer un ladrillo de plomo.

La historia de Burt Munro es a la vez la de Roger Donaldson. En 1971 visitó a ese excéntrico de Invercargill para ver con sus propios ojos la legendaria Indian Scout. Terminó acompañando a Munro a Bonneville Salt Flats e hizo un documental para la televisión de Nueva Zelanda llamado: Ofrendas al Dios de la velocidad. Para Donaldson marcó su inicio en el cine. Desde ese momento Donaldson, nacido australiano y ahora radicado en Estados Unidos, ha hecho todo tipo de películas, algunas exitosas como No way out (Sin escape alguno), 1987; Cocktail, 1988, The Bounty (Motín a bordo, 1984) algunas buenas, algunas no tanto. Con El amo del viento, cierra el círculo. Es un acto de amor. Se puede decir que es una película demasiado larga; que se habla mucho y que la acción es en el mejor de los casos intermitente en el peor casi inexistente, y que tiene todos los defectos de los road movies. Todo eso es cierto. Pero también es un retrato exacto y cariñoso de Burt Munro. Uno de los últimos de los excéntricos. Ojalá y hubiera más. Anthony Hopkins ha hecho una labor prodigiosa, masticando las palabras de esa manera tan particular de los neocelandeses, proyectando la personalidad afable, optimista, ingenua de Burt Munro, a la vez impresionantemente necio, no dejándose desviar ni por un momento de su objetivo.

Hopkins y Donaldson tienen una experiencia anterior en común: la filmación de Motín a bordo. Terminaron enemigos a muerte. Fue una filmación muy ambiciosa, muy difícil, con un reparto de puras estrellas. Anthony Hopkins, como el Capitán Bligh, se vestía de uniforme grueso e incómodo, durante semanas, en un calor y humedad tropicales insoportables. Afortunadamente esta última película, despectivamente sencilla, los ha reunido y han vuelto a ser buenos amigos.



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