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La voz invitada | Jorge Meléndez Preciado

Montreal: niños, gays y más (II)

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En la biblioteca de dicha ciudad, en el primer piso, aparte de la colección de insectos, encontramos una sección para infantes

Jueves 10 de agosto de 2006

Ciudad abigarrada, Montreal presenta todo lo que el turista pueda imaginar. En los pocos días de estancia, encontré lo mismo la atención que se presta a los niños por todas partes, los juegos homosexuales y el jazz, que un mercado donde se venden chiles mexicanos desconocidos para muchos. Variedad y libertad.

En la biblioteca de dicha ciudad, en el primer piso, aparte de la colección de insectos, encontramos una sección para infantes. Ellos seleccionan los libros que les interesan, en diferentes idiomas; utilizan computadoras, y tiene clases de dibujo, poesía y creaciones varias. Es un espectáculo ver a pequeños de cinco años escogiendo volúmenes que seguramente les leerán sus padres.

Igualmente, en el Museo de Montreal, el último piso está dedicado a los chiquillos. La llamada Francia de América -se construyó con muchos parecidos al país europeo- tiene como edificios emblemáticos el gran mercado, un hotel, un sitio para almacenar granos -pues el invierno es muy crudo- y hasta una iglesia parecida a Notre Dame. Una de las postales que guarda dicho sitio es un paso a desnivel para que los pequeños no fueran arrollados por los vehículos de motor. Eso da idea de la importancia que le dan a quienes serán los futuros dirigentes de ese país.

Pero un quebequense nos dice que durante la fundación de Montreal, a mediados del siglo XVII, traían a muchos infantes de Europa y prácticamente los esclavizaban. Ellos contribuyeron, con su trabajo infernal, a la erección de esta gran urbe. ¿Será que el arrepentimiento del pasado los hace que atiendan a los chamacos al máximo?

El domingo 23 de julio hubo un desfile de los competidores en los juegos gay. Muchachos musculosos junto a travestis. Y es que se habían iniciado las competencias homosexuales de mayor atracción. Es verdad que ya había ocurrido ese tipo de desafíos en otros lugares, como lo mostraba uno que llevaba una camiseta con el siguiente letrero: "GG, Chicago 2006". Pero no es sino hasta en la metrópoli canadiense que se hicieron a todo tren. Después serán en Calgary, en 2007, y en Copenhague, en 2009.

Un participante mexicano (Fernando) que vive con su pareja en Vancouver, anotó: "Se trata de algo alentador para nosotros, ya que permite reunirnos. Pero es también muy comercial, pues la inscripción fue de 300 dólares. Y además, no tenemos un orden serio: algunos equipos no traen ni la ropa adecuada -uno de futbol jugó desnudo para diferenciarse de aquellos que portaban camiseta- y muchos atletas, francamente, dan pena por lo mal preparados". Con todo, no hubo escándalo, excepto el de uno que otro fundamentalista.

En el cruce de las calles Saint Catherine y Paneto, cualquier homosexual o lesbiana pueden irse a sentar y ver si llega alguien para ligar. Curioso, en los restaurantes cercanos se vende un guiso que se llama putine, a base de papas, salsa de pollo y queso.

Importa visitar el mercado ubicado en Jean Talon. En el mismo encontramos lo mismo chile de árbol o habanero, que amarillo, catarina y Oaxaca, junto con frutos y vegetales diversos.

El Monte Royal es lo más alto de la ciudad. No puede haber una construcción de mayor nivel. Desde ahí se aprecia toda la zona vieja y la nueva. Los contrastes, como en la vida diaria, son formidables. Ese el gran atractivo de Montreal, donde casi todo está permitido, pero la disciplina es su divisa. Es el hibridismo cultural en su esplendor.

jamelendez@prodigy.net.mx



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