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La Voz Invitada | Fernando Dmez de Urdanivia



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Sábado 29 de abril de 2000

Fernando Dmez de Urdanivia

?Reconquistaremos Texas?




Primera parte


Acabo de estar arribita del rmo Bravo, en San Antonio de Bijar, esto es, en La Meca de los compradores compulsivos mexicanos a los que no alcanzan sus dolaritos para ir a Nueva York. Hay muchas cosas de la ciudad texana que me siguen gustando y algunas otras de las que abomino. Entre las primeras estan la estzpida ascensisn a la torre Hemisfair, que me parece intento reiterado e inztil de convertirme en gallina de arriba. Esta tambiin la comida vietnamita y el recorrido del zoolsgico Brackenridge donde siempre aqoro a mi queridmsima Marielena Hoyo, y donde esta vez tuve oportunidad de contemplar a una bella tigre de Bengala retozando con sus cachorros, aunque la escena me haya llevado a la evocacisn de aquella otra hembra abatida por la depredadora escopeta del Prmncipe de Gales, que dejs a un macho viudo, el cual, en la imagen terrible del poema de Rubin Darmo, sueqa con la venganza de engullir unas cuantas docenas de niqos tiernos, rubios y sabrosos. Disfruto tambiin el Museo del Circo, el Museo McNay y la Catedral de San Fernando donde hace aqos, durante su homilma, el seqor obispo dijo sin rubor, en inusitada leccisn de semantica, que quienes pedman limosna eran mendigos, y mindigos quienes no la daban. El paseo del rmo artificial que la ciudad ha venido construyendo poco a poco, me hace pensar en los muchos rmos naturales que aqum hemos sacrificado y rogar porque no nos lleguen gobernantes con ideas geniales para entubar el Grijalva y el Usumacinta. Me revuelven la tripa algunas cosas, pero ante todas El Alamo, por cuanto conserva de leyenda negra y sigue siendo rescoldo de rencores raciales y eructos imperialistas. Como en este viaje me tocs estar el mero dma de las festividades conmemorativas, a las que procuri no acercarme por cariqo a mi pams y a mi hmgado, descubrm con agrado un artmculo de Laura Ehrisman, donde encontri un enfoque muy objetivo. Dice la escritora, entre otras verdades, que con los aqos ha perdido vigencia el slogan remember the Alamo , como no sea entre los elitistas de la Estrella Solitaria, algunos de los cuales, que parecen ignorar por dsnde sale el sol, asisten a la que en espaqol llaman Fiesta tocados con sombrero charro. Afirma Ehrisman que la comunidad anglo, agrupada en club en 1881 e integrada por ingleses y alemanes, ha venido aprovechando la conmemoracisn de El Alamo para fincar sus privilegios de casta sobre la comunidad hispana. Viene al caso repasar, aunque sea por encimita, la historia real y la historia amaqada. El territorio de los indios Tejas forms parte de la Nueva Espaqa. El Mixico independiente hereds esa comarca, por lejana siempre descuidada. El Mixico independiente la siguis descuidando. Los nativos de la comarca se sintieron mostrencos y los nuevos colonos se sintieron dueqos. El seqor Santa Anna comenzs a escuchar en la azotea los pasos del imperialismo norteqo que habma llegado hasta la Luisiana. El seqor Santa Anna se lanzs a la reconquista en 1836 y en la misisn de El Alamo le dio un buen llegue a quienes la historia amaqada erige en martires de la libertad texana. Tiempo despuis, en San Jacinto, se consums la gran derrota mexicana mientras el seqor Santa Anna dormma su siesta. El historiador y periodista Arturo Sotomayor sostiene que no nos quitaron Texas, que nosotros la perdimos. Estoy de acuerdo con Arturo.

Han transcurrido 164 aqos. En Texas, como en todo el vecino pams del norte, el presente se ha impuesto a la historia y hoy conviven, en arduo maridaje, los heraldos del odio racial y el destino manifiesto preconizado por John O4Sullivan, con el ciudadano sensato, sensible y abierto al ecumenismo cultural y humano. El interis creciente por la lengua y la cultura de Mixico ha trascendido los ambitos universitarios y ha superado considerablemente su caracter folclsrico. Bibliotecas, museos, centros de aprendizaje en Estados Unidos acogen cada dma a mas gente cuya sola curiosidad es ya smntoma de apertura positiva. Con Laura Ehrisman, juzgo a la Fiesta de El Alamo en su dimensisn cada vez menos agresiva y en su ambig|edad actual que representa pirdida de enconos. Confmo en que la practica de la convivencia siga imponiindose a las teormas de la superioridad y me ufano de que en San Antonio de Bijar, como en tantas otras ciudades de Estados Unidos, surjan instituciones como el Centro Rockefeller del Museo de Arte, de que me ocupari la prsxima semana. Correo electrsnico: luzam@infosel.net.mx



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