Opinion

Con el mismo tino del misil que le disparó en el segundo debate de candidatos presidenciales a Felipe Calderón por el caso de su "cuñado incómodo", Diego Hildebrando Zavala Gómez del Campo, Andrés Manuel López Obrador le lanzó otro directo al Instituto Federal Electoral que también dio en el blanco al denunciar que hay ¡3 millones de votos! "perdidos", lo que obligó al consejero presidente de ese organismo, Luis Carlos Ugalde, a admitir que, en efecto, llegaron con "inconsistencias", como errores de "llenado", y que por ello fueron "apartados" para ser analizadas por representantes de los partidos políticos contendientes y las autoridades electorales, a fin de decidir si deben ser o no computados.

Después de reconocer que ese altísimo número de actas electorales estaban en efecto en manos del IFE y no "perdidas", como lo reveló el perredista tabasqueño que fuera candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos, el responsable del PREP, René Miranda, se apresuró a precisar que, ciertamente, 2 millones 581 mil 226 votos no fueron contados y desglosó a favor de qué partidos fueron emitidos: 888 mil 971 a aquella coalición; 809 mil 3 para la Alianza por México; 743 mil 795 al PAN; 82 mil 452 nulos; 28 mil 40 a Alternativa Socialdemócrata; 13 mil 946 a Nueva Alianza y 15 mil 19 a candidatos no registrados.

Si esos más de dos millones y medio de votos, una vez revisados y analizados uno a uno, llegaran a contarse, seguramente que las sumas distarían de las cifras y porcentajes dados a conocer anteanoche por el PREP, que no son oficiales ni dan ganador a nadie, podrían registrar un giro de 180 grados.

Todo eso ocurrió justo en víspera de que a partir de las 8:00 horas de este miércoles y de manera ininterrumpida, se inicien los cómputos en los 300 distritos electorales, al término de lo cual -lo que podría ser esta misma noche, mañana, el viernes o cualquier otro día o semana- se conocerán, entonces sí, los resultados oficiales y se sabrá quién ganó la elección presidencial del domingo pasado.

Lo que hoy se preguntan muchos de los millones de ciudadanos que en esa jornada dominical acudieron a las urnas a depositar su voto es:

¿Por qué Ugalde no reveló en su momento que en las cifras y porcentajes emitidos por el PREP la noche del domingo y desde la madrugada del lunes y hasta las 20:00 horas de ese día se excluyeron, por "inconsistentes", los 2 millones 581 mil 226 votos? ¿Por qué lo hizo hasta después de que López Obrador denunció públicamente que ¡3 millones de votos! se habían "perdido"? ¿Acaso porque no lo creyó necesario? ¿O porque "científicamente" consideró que no era conveniente hacerlo, como "científicamente" decidió no dar a conocer a ningún ganador de la elección presidencial la noche del domingo? ¿Por qué, pues, ensombrecer el proceso electoral al que millones de ciudadanos respondieron entusiastamente, al acudir a las urnas?

De esto y de aquello...

El inminente conflicto postelectoral será tema hoy en la sesión de la Comisión Permanente, en cuya tribuna representantes del PRD y del PAN se enfrascarán en un debate sobre el embrollo que originó el IFE al negarse a dar un ganador de la elección presidencial la noche del domingo. Los perredistas, seguramente secundados por diputados del PT y Convergencia con los que integraron la coalición Por el Bien de Todos, denunciarán las irregularidades que han registrado hasta ahora. No sólo se referirán a lo que califican de manipulación de los resultados preliminares por parte de las autoridades electorales, sino a la "desaparición" de los ¡3 millones de votos! que denunció anteayer quien fuera su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador. Por cierto que los buitres empezaron a zopilotear sobre la sede nacional del PRI, luego de que gobernadores que se decían "madracistas" y los que siempre fueron "antimadracistas", alineados al Tucom, urgieron a Roberto Madrazo a admitir públicamente su derrota para apresurar una negociación con Felipe Calderón. Lo que ni los mandatarios estatales del tricolor ni el apabullado priísta tabasqueño y el líder de su partido, Mariano Palacios, imaginaron es que López Obrador denunciaría la sospechosa "pérdida" de esos 3 millones de votos. Lo peor para ellos fue que Luis Carlos Ugalde, titular del IFE, aceptara que, efectivamente, esos votos fueron "apartados" por las presuntas "inconsistencias" que registraron. Éstas serán analizadas conjuntamente por representantes de los partidos políticos y las autoridades electorales, para decidir si deben o no ser contabilizados. Ante un eventual "madruguete" de quienes desde dentro o fuera del tricolor se aprestan a ir en pos de los despojos del Institucional, Enrique Jackson, coordinador del grupo parlamentario de ese partido se apresuró ayer a anunciar que él será uno de ellos... Hasta en un editorial del Washington Post publicado ayer en la capital estadounidense se plantea que debe ser la autoridad federal, no los que fueron candidatos a la Presidencia de la República, la que debe determinar quién ganó la elección del pasado domingo. A menos de que hubiera evidencia concreta de errores o de mala conducta del IFE, señaló el diario, quienes contendieron deberá aceptar los resultados. Y en lo que fue un mensaje directo a Andrés Manuel López Obrador, el ex abanderado de la coalición Por el Bien de Todos, debe evitar recurrir a manifestaciones callejeras porque "más que un salvador político, México requiere la consolidación de un estado de derecho institucionalizado". En la danza de los 3 millones de votos y sus correspondientes actas que según Andrés Manuel López Obrador están "perdidos" y que el consejero presidente del IFE confesó que fueron "guardadas por las inconsistencias" que tienen, afloran los "triunfos" de los candidatos del Partido Nueva Alianza. Porque resulta que el llamado "partido de Elba Esther Gordillo" ganó en donde ni ella misma lo imaginó para asegurar su registro definitivo, lo que hoy por hoy, después de la denuncia del perredista tabasqueño, parece sospechoso, por decir lo menos.