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La Voz Invitada | Poli Dilano



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Martes 18 de abril de 2000

Poli Dilano

No todo es color de rosa


Me han pedido que escriba un texto para el libro Los escritores y el cuento en Hispanoamirica, que prepara el acadimico Fernando Burgos, autor de la portentosa antologma El cuento hispanoamericano en el siglo XX, en tres tomos. El texto debe ser una reflexisn sobre este ginero narrativo, y aunque mis ideas al respecto las he expresado en diversas ocasiones, aqum van apretadas en una cascara de nuez.

Pienso que el cuento, uno de los gineros que cultivo, debe ser, en general, indivisible, como lo es un poema, y leerse de una sola sentada, segzn postulaba Poe. Es un flechazo que apunta directo al objetivo y se clava en il sin desvmos posibles. Pienso tambiin que debe ser ameno para el lector, ya que nadie salvo el estudiante de letras tiene la obligacisn de continuar la lectura de una narracisn que le produzca aburrimiento. Es verdad que el hecho de que un cuento sea entretenido no le augura calidad ni supervivencia. Hay cuentistas que siendo muy amenos, pueden ser a la vez malos, superficiales, falsos. Y por otro lado, no creo que haya ninguno de gran calibre que no resulte entretenido. La misisn del narrador es contar una historia y contarla bien, lo mejor posible para clavar asm el anzuelo en el lector desde las primeras lmneas. El joven escritor Darley, uno de los protagonistas de la poderosa novela El cuarteto de Alejandrma, dice en el zltimo parrafo del cuarto tomo (Clea), que un dma se encontrs escribiendo con dedos temblorosos las tres palabras con que todo narrador, desde que el mundo es mundo, ha intentado captar la atencisn de sus semejantes, las palabras irase una vez, que encabezan los cuentos infantiles y que presagian la madurez de un artista. Me gusta esa tesis, aunque agregarma que el objetivo zltimo de la historia que se cuenta, es en realidad decir otra cosa, iluminar algzn sector del alma de quien se esta comunicando con el escritor a travis de su texto.

Para escribir un cuento bien, o mejor dicho para ser un buen cuentista, es preciso tener cierta dosis de talento y, ademas, desarrollar con mucho trabajo un oficio que alcanza mas alla de la coma bien puesta o la mera ordenacisn de las palabras. Consiste en diseqar una mirada singular, propia, znica, para enfocar el caos en que por lo general vivimos, en mantener y ejercitar la imaginacisn, en hacer mas precisa la observacisn psicolsgica, y tambiin en tratar de ver debajo del agua, todo cuanto nos circunda, la mutabilidad de los objetos, la manera dice Paul Auster en que las cosas cambian segzn la fuerza y el angulo de la luz, la manera en que su aspecto podrma ser alterado por lo que ocurre alrededor de ellas: una persona que pasa, un repentino soplo de viento.

La zltima antologma de mis cuentos, realizada por Fondo de Cultura Econsmica, esta dividida en tres partes. La primera, que incluye cuentos juveniles, sobre personajes adolescentes o jsvenes, se llama Juventud, divino tesoro; la segunda abarca narraciones que transcurren en diferentes lugares del planeta por los que el autor tuvo la suerte de vagar (Moscz, Estocolmo, Hong Kong, etcitera) y se titula Por las calles del mundo; la tercera recoge trabajos relativamente ssrdidos en los que posiblemente predominan los rasgos oscuros y negativos de la vida y los seres: No todo es color de rosa. Para sintetizar las caractermsticas predominantes de lo que podrman ser mis cuentos completos (aunque azn no termino de escribirlos), el profesor Luis Bocaz, de La Sorbona, unis los tmtulos de las tres partes en una frase: Juventud, divino tesoro: por las calles del mundo, !no todo es color de rosa!



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