Dulce, una conocedora de la cocina tamaulipeca
Viernes 24 de febrero de 2006
La cantante, triunfadora absoluta de Cantando por un sueño , es nativa de Matamoros, Tamaulipas, hija de padre veracruzano, Alberto Noeggerath, y madre tamaulipeca, Gloria Cárdenas.Experta en cocina tamaulipeca, charlamos con ella en su casa, a su regreso de la Basílica de Guadalupe adonde fue a dar gracias por haber triunfado en la serie de televisión. Nos dice que sus platillos favoritos son la carne a la tampiqueña y el cabrito en sangre, que por cierto, cocina de la misma manera que canta: como los verdaderos ángeles. Como buena norteña, Dulce reconoce que preparar el cabrito de su tierra no es fácil, porque primero hay que dorarlo y después, agregarle su propia sangre previamente cocida. "Para este platillo se emplean crías de cabrito con no más de 40 días de nacidas, asadas en leña de mezquite. A la gente le impresiona este procedimiento, pero te puedo decir que éste es uno de los platillos más sofisticados y delicados de mi tierra. En lo particular, me gusta probar y descubrir nuevos sabores; pero nada raro, ni bichos ni animales salvajes".En cuanto a las bebidas, dice que las tradicionales de su tierra son el mezcal de maguey y la refrescante agua de huapilla, una bebida derivada de la fermentación del fruto del agave de huapilla. Con ambas se acompaña la comida tamaulipeca. Pinceladas de su historia Dulce vivió en Matamoros hasta los 16 años; creció en la calle 13. "Un lugar con casas pequeñas de madera con jardines tipo americano, donde toda la gente se conocía".Dice que en el norte la comida siempre ha sido muy sencilla, sin tanto preámbulo como en el DF. "De niña comí cosas muy muy sanas y saludables; le doy gracias a mis padres por esto. Fui una chavita privilegiada porque cuando iba con mi padre de pesca él cocinaba en el monte lo que habíamos sacado. O sea, del agua a la sartén directamente. Con las jaibas que encontrábamos a la orilla del mar, hacíamos un caldo exquisito. Todo era muy fresco y natural. Como mi familia también poseía un rancho, disponíamos además de venados, puercos, pollos y chivos. El único problema era que nos encariñábamos con ellos y luego llorábamos cuando los tenían que matar para cocinarlos". Dulce es una mujer práctica y actual, se considera "tradicional en los valores familiares y principios de conciencia". Divorciada y con una hija, es de espíritu libre; no tolera que la traten de aprisionar, por lo cual, no tiene pareja ni compromisos. Dice que su libertad ha sido muy bien ganada. Según ella, no hay diferencia intelectual y moral entre un hombre y una mujer, para salir adelante en la vida. Poseedora de un carácter alegre y bromista, aunque a veces malhumorada, dice que una de las cualidades que busca en una pareja es que sepa cocinar, "Porque los desayunos en la cama los sábados y domingos no los perdono. A esto me acostumbró mi ex marido, Luis Mircoli, padre de mi hija Romina, que era excelente para la cocina. De hecho, cuando visita a mi hija ella le pide que le prepare un asado o unas empanadas argentinas con un buen chimichurri". Viajar para probarDulce es adicta a los viajes y recorre el mundo, entre otros motivos, por el placer de la gastronomía. "Por ejemplo en Italia, especialmente en Venecia, me meto a cualquier trattoría y como de maravilla. Cuando voy a París, mi restaurante favorito es el L´Alsace. Allí, invariablemente pido mariscos y caracoles a la bordillón. Pago lo que me pidan por una buena sopa de cebolla frente a la Ópera de París o un exquisito salmón con una copa de champaña en el Café de la Paix. Pero en general, me fascina desde un helado de Mc´donalds, hasta lo más sofisticado que pueda existir en la mejor cocina del mundo. ¡Hasta la próxima y buen provecho!lilia_abarca@yahoo.com.mx , es nativa de Matamoros, Tamaulipas, hija de padre veracruzano, Alberto Noeggerath, y madre tamaulipeca, Gloria Cárdenas.
Experta en cocina tamaulipeca, charlamos con ella en su casa, a su regreso de la Basílica de Guadalupe adonde fue a dar gracias por haber triunfado en la serie de televisión.
Nos dice que sus platillos favoritos son la carne a la tampiqueña y el cabrito en sangre, que por cierto, cocina de la misma manera que canta: como los verdaderos ángeles.
Como buena norteña, Dulce reconoce que preparar el cabrito de su tierra no es fácil, porque primero hay que dorarlo y después, agregarle su propia sangre previamente cocida.
"Para este platillo se emplean crías de cabrito con no más de 40 días de nacidas, asadas en leña de mezquite. A la gente le impresiona este procedimiento, pero te puedo decir que éste es uno de los platillos más sofisticados y delicados de mi tierra. En lo particular, me gusta probar y descubrir nuevos sabores; pero nada raro, ni bichos ni animales salvajes".
En cuanto a las bebidas, dice que las tradicionales de su tierra son el mezcal de maguey y la refrescante agua de huapilla, una bebida derivada de la fermentación del fruto del agave de huapilla. Con ambas se acompaña la comida tamaulipeca.
Pinceladas de su historia
Dulce vivió en Matamoros hasta los 16 años; creció en la calle 13. "Un lugar con casas pequeñas de madera con jardines tipo americano, donde toda la gente se conocía".
Dice que en el norte la comida siempre ha sido muy sencilla, sin tanto preámbulo como en el DF.
"De niña comí cosas muy muy sanas y saludables; le doy gracias a mis padres por esto. Fui una chavita privilegiada porque cuando iba con mi padre de pesca él cocinaba en el monte lo que habíamos sacado. O sea, del agua a la sartén directamente.
Con las jaibas que encontrábamos a la orilla del mar, hacíamos un caldo exquisito. Todo era muy fresco y natural. Como mi familia también poseía un rancho, disponíamos además de venados, puercos, pollos y chivos. El único problema era que nos encariñábamos con ellos y luego llorábamos cuando los tenían que matar para cocinarlos".
Dulce es una mujer práctica y actual, se considera "tradicional en los valores familiares y principios de conciencia".
Divorciada y con una hija, es de espíritu libre; no tolera que la traten de aprisionar, por lo cual, no tiene pareja ni compromisos. Dice que su libertad ha sido muy bien ganada. Según ella, no hay diferencia intelectual y moral entre un hombre y una mujer, para salir adelante en la vida.
Poseedora de un carácter alegre y bromista, aunque a veces malhumorada, dice que una de las cualidades que busca en una pareja es que sepa cocinar, "Porque los desayunos en la cama los sábados y domingos no los perdono. A esto me acostumbró mi ex marido, Luis Mircoli, padre de mi hija Romina, que era excelente para la cocina. De hecho, cuando visita a mi hija ella le pide que le prepare un asado o unas empanadas argentinas con un buen chimichurri".
Viajar para probar
Dulce es adicta a los viajes y recorre el mundo, entre otros motivos, por el placer de la gastronomía. "Por ejemplo en Italia, especialmente en Venecia, me meto a cualquier trattoría y como de maravilla. Cuando voy a París, mi restaurante favorito es el L´Alsace. Allí, invariablemente pido mariscos y caracoles a la bordillón. Pago lo que me pidan por una buena sopa de cebolla frente a la Ópera de París o un exquisito salmón con una copa de champaña en el Café de la Paix.
Pero en general, me fascina desde un helado de Mc´donalds, hasta lo más sofisticado que pueda existir en la mejor cocina del mundo.
¡Hasta la próxima y buen provecho!


